Caso Abril Sosa

Dictan preventiva a Daniel Ludueña por el asesinato de Abril


Lo hizo la fiscal Alicia Chirino, quien lo acusa de homicidio criminis causae. 

Como último acto antes de iniciar su licencia anual, la fiscal del 1° Turno de Delitos contra la Integridad Sexual Alicia Chirino dictó la prisión preventiva de Daniel Alberto Ludueña (34) por homicidio criminis causae en perjuicio de la niña Abril Sosa (4).

Ludueña es señalado como quien raptó y asesinó a la niña entre el 13 y el 15 de enero pasado. Abril desapareció el sábado 13 a la noche, cuando se inició su búsqueda. Recién el lunes al caer la tarde su cadáver fue encontrado en un descampado de Alta Córdoba, dentro de un bolso. 

Por el hermetismo de la fiscal, se desconoce si la autopsia especificó si Ludueña abusó de la niña. No obstante, la figura de homicidio criminis causae -asesinato cometido para procurar la impunidad- resulta determinante para que se le imponga a quien fuera declarado culpable una condena de prisión perpetua. 

A comienzos de este mes, cuando Ludueña se presentó a declarar, eligió abstenerse y guardar silencio, por consejo de su defensor, el asesor letrado Rafael Ortiz.

Para resguardar su integridad, el detenido ha sido alojado en la enfermería de la cárcel de Bouwer, como una forma de cuidar de que otros internos lo agredan. Sabido es que en los establecimientos penitenciarios se castiga a quienes atacan niños. 

En los últimos días, el acusado revocó el poder de Ortiz para que continúe representándolo un abogado particular. Actualmente los abogados que defienten a Ludueña son Luis Darío Gutiérrez y Florencia González, de Jesús María. 

Frente a la evidencia en su contra, desde allegados al imputado se busca que pueda eludir la responsabilidad del crimen. Un mensaje enviado a los padres de la víctima desde la prisión señala que esa noche consumió éxtasis y que no estuvo consciente de lo que hacía. 

Acaso como parte de una estrategia coordinada, los familiares de Ludueña han insistido en una atenuación de la responsabilidad a partir de problemas psiquiátricos o también por su adicción a las drogas. 

No obstante, los peritajes forenses que se le practicaron indican que comprende la criminalidad de lo sucedido y que es consciente de sus actos. 

Si bien se desconocen detalles de la acusación, la hipótesis es que Ludueña aprovechó que era conocido de la familia de la niña y al tener confianza con ella pudo llevársela. Lo que ocurrió después no está muy claro, aunque se presume que podría haber cometido abuso sexual en el cuarto de la pensión que ocupaba en barrio General Bustos, a poca distancia de la casa de los padres de la víctima. 

Finalmente, tras ahorcar a Abril, en un taxi la trasladó varias horas después hacia el lugar donde fue encontrada.

Tras casi 48 horas de desaparición y búsqueda de policías y agentes judiciales, Ludueña fue acorralado por numerosas sospechas. Ante la insistencia de los investigadores, los guió hasta el descampado de Alta Córdoba donde había llevado el cuerpo de la niña. 

La Voz del Interior 08/02/2018

El acusado de abusar y de matar a Abril no abrió la boca ante la fiscal

  • LO MÁS IMPORTANTE
  • Daniel Ludueña se abstuvo de declarar por el crimen de la pequeña.
  • Preso en la enfermería de la cárcel, cuidan que no lo agredan.
  • Familiares hablan de sus adicciones.

Me voy a abstener de declarar, señora fiscal?. Eso respondió Daniel Alberto Ludueña (34), por expresa recomendación de su defensor oficial, cuando la fiscal Alicia Chirino le preguntó si pensaba declarar en el marco de la causa que lo tiene detenido y acusado por el crimen de la pequeña Abril Sosa (4), cuyo cadáver fue hallado semivestido y dentro de un bolso de lona en un descampado de Alta Córdoba, en la capital provincial, el pasado 15 de enero.

La hipótesis central es que Ludueña, viejo conocido de los padres de la nena, la habría raptado y ahorcado, tras haber abusado de ella en su cuarto de la pensión que habitaba en barrio General Bustos.

Su abstención a la hora de declarar se produjo este miércoles en Tribunales 2 luego de que la fiscal especializada en delitos sexuales lo acusó formalmente de ser el sospechoso del asesinato.

Chirino, según precisó el Ministerio Público Fiscal, lo imputó por homicidio criminis causae (cuando se mata para lograr impunidad).

Pese al silencio ante la Justicia, a su familia Ludueña sí le contó algunas cosas.

?Nos llamó desde la cárcel y dijo: ?Esa noche tomé éxtasis? y no me acuerdo más qué fue lo que hice?. Creo que no puedo hablar más sobre lo que dijo?, aseguró un familiar de él a La Voz.

Tras la frustrada indagatoria, Ludueña fue trasladado con fuertes medidas de seguridad hasta la Cárcel de Bouwer. Ese mismo miércoles, Ludueña regresó a ?la enfermería?, como se conoce al hospital de la penitenciaría.

Desde el Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) negaron que haya sido agredido por otros reclusos. Una de las leyes no escritas de la cárcel indica que a quien atacó a un niño no se lo perdona muros adentro.

?No lo atacaron, está bajo extremos cuidados?, afirmó una alta fuente del SPC. ?Muchos se lo quieren comer vivo. Pero se lo contiene y vigila para que no se autoagreda?, señaló otro vocero oficial.

Abstinencia


Ludueña entró en Bouwer el pasado 15 de enero a las 3 de la madrugada.

Hacía pocas horas que había quedado detenido tras guiar a los policías para que encontraran el cadáver de la nena en el baldío.

A poco de poner un pie en el presidio, sufrió una fuerte crisis. ?Descompensación emocional?, fue el diagnóstico, según las fuentes consultadas.

Su familia asegura que el albañil ?es un adicto? a distintas drogas y que tendría un ?trastorno psiquiátrico?, que no trascendió.

En el presidio recibió atención psiquiátrica y le habrían dado calmantes. El principal cuidado es que no se suicide ni se lastime.

Algunos mencionan que sufre crisis de abstinencia a drogas.

Cuando se recupere, irá al pabellón de los violadores y de aquellos que mataron a chicos.

Estupor en la familia

Ludueña es el tercero de nueve hermanos, la mayoría varones. Cuando era niño, su padre abandonó el hogar. Desde entonces, creció entre privaciones en un humilde hogar de barrio Ayacucho sostenido por su madre, Norma. La mujer formó pareja con otro hombre, pero esa relación tampoco prosperó.

Tras dejar el secundario, Ludueña comenzó a trabajar en lo que sea. Lo aprendió de sus hermanos mayores. Se convirtió en albañil y pintor y logró sobrevivir.

Un día, formó familia con una mujer y tuvo dos hijos: una nena que hoy tiene 14 años y un varón de 8. Luego se separó y tuvo que buscar techo.

Fue cuando empezó a vivir de pensión en pensión.

Norma, su madre, aún hoy habita la sencilla casa de siempre, cuidando de sus hijos más chicos, principalmente de dos que tienen distintas discapacidades.

Los Ludueña creen que Daniel no es el asesino de Abril.

De todos modos, algunos de sus integrantes, ante al estupor, no terminan de descartarlo, aunque les cueste digerirlo. No por nada entre varios de sus hermanos circuló la misma pregunta: ?¿Tus hijos están bien? ¿No les hizo nada??.

Es más: la pregunta surge clara y contundente de un hermano: ?¿Qué le pasó? No lo entendemos. Nunca había dado señales de nada. Es más, tiene dos hijos?.

?Nos dijo desde la cárcel que tomó éxtasis aquella maldita noche y que no recuerda nada?, insistió un familiar. ?Lo raro es que él iba siempre a la casa de los padres de Abril. Siempre se lo veía ahí, tomando?, añadió.

Tanto la madre como varios de los hermanos de Ludueña insisten en que tenía padecimientos psiquiátricos. ?Encima, vivía consumiendo. Le daba mucho a la droga, a la marihuana, a la cocaína. Verlo pasado en drogas me daba mucha bronca. Ojalá lo hubiera protegido más?, se recriminaba días atrás un hermano. ?Tiene un desorden psicológico mal curado, mal tratado?, añadió.

A Ludueña, su familia lo llama ?el Loco?. Un poco por sus trastornos, otro poco por sus ocurrencias. Cuentan que solía ser muy divertido y enfatizan que ?siempre le gustaron? las mujeres.

?Las jóvenes, no las nenas. No era un depravado, o, como se dice, ?un violín??, apuntó su hermano.

Aún no están los resultados forenses

Abril Sosa desapareció el 13 de enero a la noche y dos días después su cuerpo fue hallado dentro de un bolso en un descampado de Alta Córdoba. La autopsia no pudo confirmar si fue violada y cómo falleció, aunque está claro que se trató de una muerte violenta. Ampliarán los peritajes.

La Voz del Interior 02/02/18


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Crimen de Abril Sosa: Daniel Ludueña se abstuvo de declarar ante la fiscal

Policiales 02/02/2018 Por Redacción La Nueva Mañana
El hombre de 34 años está imputado por "homicidio criminis causae". La Justicia aguarda los resultados de la autopsia para determinar si, antes de ahorcar a la niña de cuatro años, abusó de ella.

Daniel Ludueña es el único imputado por la muerte de la nena de 4 años. - Foto: Facebook

El único acusado por el asesinato de Abril Sosa, la nena de 4 años abusada sexualmente y asesinada el pasado 15 de enero en barrio General Bustos, se abstuvo de declarar este miércoles ante la fiscal que investiga el caso, Alicia Chirino.

Se trata de Daniel Ludueña, un vecino de la familia de la niña, quien tenía antecedentes de delitos "contra la integridad sexual, y quien es el único imputado por la muerte de la pequeña que desapareció el sábado 13 de enero y cuyo cuerpo apareció en un bolso en un baldío cercano al lugar donde desapareció el lunes dos días más tarde. 

?Me voy a abstener de declarar, señora fiscal?, le dijo este miércoles el acusado a Chirino, la fiscal especial en delitos sexuales.

Actualmente, Ludueña está imputado por "homicidio calificado criminis causa", es decir que el homicidio no fue un fin por sí mismo, sino que tenía por objetivo procurar la impunidad ante otro delito.

La Justicia aguarda los resultados finales de la autopsia para determinar si Ludueña abusó sexualmente de la nena de 4 años a quien interceptó en la calle y engañó para que lo acompañara a la pensión donde vivía, donde terminó asesinándola.

Ludueña está alojado en la Cárcel de Bouwer, donde está fuertemente custodiado y controlado por médicos para que no sea atacado por otros reclusos ni se autoflajele, según confirmaron desde el Servicio Penitenciario de Córdoba. 


Una pequeña niña indefensa


Por Juan Federico
El sábado de la semana pasada, Abril fue víctima de la más absoluta indefensión, cuando otra vez se escribió la definición más certera sobre qué es el espanto. La pequeña de sólo 4 años quedó a merced de un depravado que se ocultaba en el propio living de su deteriorada casa.

Enero de 2018 ya quedó marcado para siempre en la memoria criminal de Córdoba.

El sábado de la semana pasada, Abril fue víctima de la más absoluta indefensión, cuando otra vez se escribió la definición más certera sobre qué es el espanto. La pequeña de sólo 4 años quedó a merced de un depravado que se ocultaba en el propio living de su deteriorada casa.

El caso judicial pasó por diversas etapas. De la sospecha por un ajuste ligado a los códigos violentos del narcotráfico ?en cualquiera de sus escalas? hasta la presunción de que fue un lobo suelto el que la atacó en medio de la oscuridad de aquel sábado.


Lo difícil es demostrar hoy qué de todo eso fue realmente cierto. Porque lo que sucedió quedó bien lejos de aquellos que piensan en verdades absolutas, lineales y escritas en clave de causa-consecuencia o de bueno-malo.


Para la Justicia, el único sospechoso, que fue el que llevó al hallazgo del cadáver el lunes, terminó por encapsular todo lo que se refiere a la investigación penal. No hay mucho más de dónde rascar, en ese sentido.

?Se le despertó el monstruo?, es la síntesis con la que funcionarios judiciales y policiales suelen cerrar este tipo de casos. De un momento a otro, sin que nadie lo pudiera prever, alguien termina por generar el espanto.

Pero a la par del expediente, existe toda una realidad social que emerge y que da indicios. Es mucho lo que todavía no se dijo ni se escribió.

¿Qué quiso decir la fiscal Claudia Palacios cuando apenas se halló el cadáver expresó: ?Los padres tenemos que cuidar bien a nuestros hijos??

No se trata aquí de interpretarla ni de sumar eco a la polémica que se generó a partir de sus dichos. Aunque sí de aportar un contexto que fue pasado por alto.

El acusado de matar a Abril aquel sábado a la noche estaba bebiendo en la casa de la familia de la niña. Pese a que la madre lo había insultado meses antes por intentar propasarse con una hija adolescente, él continuaba allí.

En la cuadra, cuando la niña ya estaba desaparecida (asesinada, aunque nadie todavía lo sabía) fueron muchos los que alertaban de que Ludueña era una persona con una conducta lasciva hacia las chicas y más grandes de la zona, y que ya había dejado varias muestras públicas en las redes sociales de la web. Pero a la que nadie antes había denunciado de manera formal.

¿Se puede acaso culpar a los padres, entonces? Otra vez, el atajo de las causas-consecuencias termina por reducir la realidad, en medio del apuro para encontrar responsabilidades directas y así disminuir las incertidumbres que este tipo de casos siempre generan.

Si en la casa no lograban advertir del peligro, en medio de una marginalidad que excede al análisis económico, ¿a quién le correspondía, entonces, buscar un techo ante tanta intemperie?

El Estado, ya sea en lo que respecta a la prevención y contención de la niñez, o en lo que se refiere a todo su aparato represivo, hasta el sábado pasado a la medianoche nunca había tenido en su radar a Abril ni a Ludueña.

Aunque otra vez quedamos entrampados en el análisis. Ahora, entre el Estado y los sujetos particulares, otro binomio que termina por ser una tentación para culpabilizar a uno o a los otros.

Demasiado espinoso y doloroso, todavía, para correr en busca de estas respuestas. Son interrogantes que terminan por interpelar a esta Córdoba con el más cruel de los crímenes: el de una pequeña niña indefensa.

La Voz del Interior 21-1-18

?No me acuerdo de nada?, la coartada del acusado de matar a Abril


LO MÁS IMPORTANTE

  • Aunque Ludueña indicó a los policías el lugar en el que estaba el cadáver, ahora niega cualquier relación con el homicidio.
  • El hombre de 35 años permanece detenido desde el lunes.
  • Está en un pabellón especial de Bouwer.

Daniel Alberto Ludueña (35) hace siete días que está en el centro de todas las miradas. Acusado de haber raptado, abusado y asesinado a Abril Sosa (4) el sábado 13 de este mes en barrio General Bustos, de la ciudad de Córdoba, está preso desde el lunes último luego de que guiara a los policías hasta el descampado donde hallaron el cadáver.

Sin embargo, con el correr de las horas, y aunque todavía no ha brindado ninguna declaración formal ante alguno de los cuatro fiscales que ya tuvo el caso en sólo una semana, Ludueña ha empezado a dejar en evidencia cuál será parte de su estrategia.

Lo hizo ante policías, agentes de la Policía Judicial y también con los guardiacárceles que lo alojaron en un pabellón especial de la cárcel de Bouwer, donde fue ingresado en el llamativo horario de las 3 de la madrugada del martes para intentar que pasara lo más inadvertido posible para el resto de la población carcelaria.



El libreto, en todos los casos, según contaron distintas fuentes a La Voz, fue el mismo. ?No me acuerdo de nada? y ?no soy de entender mucho?, fueron las frases que repetía cada vez que se encontraba con una mirada de desprecio por parte de aquellos que tuvieron que tener contacto con él durante esas horas.


Ya su madre, el martes último, había adelantado algo en relación con estos dichos.

?Mi hijo tiene problemas psiquiátricos?, aseguró la mujer cuando fue entrevistada por Canal Doce.


Antes, Ludueña había intentado otra estrategia. El lunes a las 14, cuando los policías de Homicidios lo encontraron en la casa de su novia en barrio San Pablo y lo llevaron para que declarara en Jefatura, empezó mal.

Dijo que el domingo a la madrugada se había ido a buscar a sus dos hijos menores de edad, que viven con su expareja.

Sin embargo, la coartada se cayó más que rápido: los policías fueron hasta la casa de la madre de los niños, quien dijo que Ludueña hacía por lo menos cuatro meses que no los veía. La mujer remarcó que existe una orden judicial de restricción que impide que él se acerque a esa casa.

Cuando los agentes regresaron a la Central de Policía con este dato, los investigadores comenzaron a asfixiar a Ludueña con un largo interrogatorio, hasta que, cerca de las 19, terminó por señalar el descampado de calle Anacreonte, a dos cuadras del Hospital Infantil de Alta Córdoba, donde estaba el cadáver de la pequeña.

Sin embargo, esto no configura una ?confesión? ni tiene valor legal para incriminarlo judicialmente. Por eso, sospechan aquellos que siguen de cerca del caso, ahora Ludueña sostiene que no recuerda nada e insiste con que tiene algún problema mental.

El joven, que tiene antecedentes por robo por escalamiento, drogas y una denuncia por violencia familiar, desde el lunes a la noche está imputado por el delito de homicidio agravado por alevosía.

La Justicia provincial intenta probar que la niña fue abusada para agravar la imputación en su contra.



Un expediente que pasa de un fiscal a otro

En sólo una semana, la causa por el homicidio de Abril Sosa (4) tuvo cuatro fiscales. Esto se debe a la feria de enero, además de que se investiga un episodio de abuso sexual. El domingo pasado, cuando se conoció la desaparición, actuó el fiscal José Mana, quien ese fin de semana estaba de turno para toda la ciudad de Córdoba. El lunes, asumió la fiscal Claudia Palacios, a la que le correspondía el caso por jurisdicción. Pero el martes hubo cambio de los fiscales de feria (se fueron los cuatro que trabajaron la primera quincena), por lo que la causa pasó a la fiscal Patricia García Ramírez. El jueves, esta funcionaria resolvió pasarla a su par de Delitos contra la Integridad Sexual, Alicia Chirino, ya que, si bien la autopsia no logró ser concluyente en cuanto a si la niña fue abusada o no (la descomposición del cadáver no ayudó al trabajo forense), se sospecha que el móvil del crimen fue un ataque sexual.

La Voz del interior 21-1-18

Los padres de Abril Sosa serán querellantes de la causa por el brutal homicidio

Se aguardan los resultados de la autopsia. Daniel Ludueña fue alojado en una celda especial de Bouwer.

A la espera de los resultados de la autopsia para conocer lo que padeció la pequeña Abril Sosa (4), se conoció en las últimas horas que los padres de la pequeña asesinada en barrio General Bustos se presentarán como querellantes de la causa.

Los padres serán patrocinados por el abogado Carlos Nayi.

El acusado de haberla abusado sexualmente y estrangulado, Daniel Ludueña (35), fue enviado a la Cárcel de Bouwer, donde permanece alojado con medidas de seguridad en un pabellón especial para violadores.


Ludueña está imputado de forma inicial por homicidio agravado por alevosía.

CASO ABRIL SOSA. Canal especial

HORROR EN GENERAL BUSTOS. Las claves del caso

Abril fue atacada, según los primeros pasos de la investigación, el sábado a la noche, mientras se encontraba frente a su casa de barrio General Bustos, de la ciudad de Córdoba.

Ludueña, quien estaba consumiendo bebidas alcohólicas con los padres de la criatura en la casa de estos, se habría retirado y la habría llevado con engaños hasta la pieza de su pensión, a unos 50 metros.

Tras el abuso, la habría estrangulado para luego envolver el cuerpito en colchas y ocultarlo en un bolso. Tras tener el cadáver por 24 horas, ya en la madrugada del lunes, Ludueña habría llamado un taxi para ir a un descampado, ubicado a 10 cuadras, donde arrojó el bulto. El taxista está fuera de toda sospecha.

La Voz del Interior 18-1-18