Caso SANTIAGO ORELLANO: comenzó el juicio y testigos cercaron a los acusados por el crimen en el partido de fútbol

15 / 08 / 2022 | septiembre1-5-21
Caso SANTIAGO ORELLANO: comenzó el juicio y testigos cercaron a los acusados  por el crimen en el partido de fútbol

Tres testigos dejaron en incómoda posición a los dos acusados en el juicio que analiza la balacera que terminó con el asesinato de Santiago Yaideem Orellano Chávez en el marco de un partido de fútbol barrial en el sur de la ciudad de Córdoba. La primera jornada sirvió para que el jurado popular escuchara la confirmación de los términos de la acusación que compromete al imputado por el crimen y a otro hombre que habría efectuado disparos tal vez con intención de matar.

El suceso ocurrió en la tarde del 22 de agosto de 2020 en una cancha de tierra de barrio Comercial, frente a los predios de una fábrica, en la esquina de Ambul y Guatimozín. Allí confrontaron ?por dinero? dos equipos barriales, el local y el de barrio Vicor.

La rivalidad parece haber herido algunas orgullos y, mientras Vicor se imponía por 3 a 0, el campo de juego fue invadido por simpatizantes rivales que comenzaron a agredir a golpes de puño a uno de los jugadores victoriosos.

Esto generó que algunos deportistas quisieran actuar en defensa y chocaran simpatizantes con quienes disputaban el partido. Además de que un miembro del equipo de Vicor resultara con una doble fractura de una pierna, comenzaron a escucharse algunos disparos de arma de fuego.

Según la acusación, Santiago Orellano era uno de los miembros del público e intentó huir del lugar pero fue alcanzado en la cabeza por un disparo que llegó desde atrás. Su fallecimiento fue casi instantáneo.

El lugar. El brutal ataque sucedió en este potrero de calle Guatimozín y Ambul, en el corazón de barrio Comercial, al sur de la Capital. (Javier Ferreyra)

Además, el jugador de Vicor tendido en el piso con su pierna fracturada debió soportar que un hombre le disparara entre las piernas, sin herirlo. Pero también se indica que le gatillaron en la cabeza pero las balas no salieron.

LOS ACUSADOS

A este juicio concurre como acusado de homicidio calificado por el uso de arma de fuego y alevosía Franco Daniel Tapia (26), a quien también se le suma el supuesto delito de hurto calamitoso porque le habría sustraído el celular a Orellano mientras agonizaba. Su situación es examinada por el jurado popular.

En cambio, el otro acusado, Ramón Mariano Rodríguez (38), es juzgado sólo por el tribunal técnico que integran Guillermo Lucero Offredi (presidente), María Susana Beatriz Blanc Gerzicich de Scapellato y Alfredo Villegas. Sería quien disparó al jugador fracturado en el piso y está imputado por tentativa de homicidio, abuso de arma y coacción.

Ambos fueron interrogados en el inicio del juicio y, mientras Tapia se abstuvo de declarar, Rodríguez aceptó hacerlo pero sin contestar preguntas.

De Tapia se extrajo su breve declaración en la instrucción. Allí dijo que vio a otro joven se le cayó un arma y él la tomó para hacer disparos al aire para dispersar a los desbordados. En ese momento, según indicó, alguien golpeó su brazo y al bajarse el arma, salió el disparo que impactó en un joven que él no conocía.

Esta declaración por el principal hecho es la que debe sostenerse o confirmar la acusación.

Por el otro hecho, la agresión al lesionado, Rodríguez dijo que se metió a separar y que gritó que corrieran que los iban a matar a todos. Adjudicó los balazos a un hombre vestido con buzo y pantalón de Belgrano.

En el debate actúa como acusador el fiscal de Cámara Marcelo Fenoll y también participan como querellantes los padres de la víctima, Omar Orellano y Marina Chávez, quienes están representados por el abogado Carlos Nayi.

Comienza el juicio por el crimen de Santiago Orellano, asesinado en una cancha de fútbol de barrio Comercial, Córdoba. (Ramiro Pereyra / La Voz)

?Nuestro hijo tenía futuro y nos dejaron con las manos vacías. Estamos destruidos, quebrados como familia. El dolor que tenemos es tremendo y crece cada día?, declaró en su momento a La Voz Marina Chávez, mamá de Santiago.

FRACTURADO, EN EL PISO Y BALEADO

Antes del receso de mediodía, declaró el primer testigo, Marcos Nehemías Alfonso (21), quien fue el jugador fracturado tendido en el piso y al que Rodríguez le habría efectuado disparos intimidatorios.

El joven relató que el partido se jugó poniendo cada jugador un monto de dinero y que el ganador se llevaba ese pozo. El presidente del tribunal le preguntó qué sucedía si empataban y respondió que se resolvía por penales. Tal vez esa haya sido la motivación para que algunos inadaptados no hayan podido elaborar la clara derrota que en pocos minutos más iban a sufrir. Acaso no haya sido sólo una cuestión de chauvinismo barrial.

Alfonso relató que trató de auxiliar al jugador agredido cuando invadieron la cancha. Mientras corría en auxilio, sintió que lo golpearon en una pierna y eso le provocó la fractura de tibia y peroné.

Tendido en el piso, relató que Rodríguez -lo señaló en la sala- le había exigido arma en mano y apuntándole que se retirara, si no, lo iba a matar. Pero cuando intentó explicarle -según su relato- que estaba quebrado, el acusado bajó el arma y comenzó a dispararle ?entre las piernas?. Relató que fueron tres proyectiles que dieron en el piso.

En ese momento, Alfonso dice que sólo atinó a acurrucarse y que se olvidó lo que pasó después. La acusación a cargo del fiscal Tomás Casas sostiene que Rodríguez le gatilló en la cabeza pero que los balazos no salieron.

El testimonio de este joven fue muy traumático para él, ya que apenas comenzó a hablar y tras reconocer a quien habría sido su agresor, se quebró y no pudo continuar. Lucero Offredi pidió agua para él y con paciencia pudo seguir con su declaración.

CONFIRMACIÓN

Luego del almuerzo, se escucharon otros dos testimonios, destacándose el de Gian Luca Bornancini, quien aseguró que Rodríguez le disparó a menos de dos metros de distancia a Alfonso.

Sobre Tapia, este testigo dijo que no vio cuando se produjo el disparo que mató a Orellano, pero que sí lo vio a este acusado arrojarse sobre el cuerpo y sacarle el celular de su bolsillo.

En similares términos se pronunció Tomás Isidoro Pelliza Oliva.

En la sala se habló del sonido del arma de Rodríguez gatillando sobre la cabeza de Alfonso. Luego hizo los disparos a la zona de las piernas.

El debate proseguirá a primera hora de este martes con cuatro testimonios.

La Voz del Interior 2/8/2022

Santiago Orellano fue asesinado de un tiro en la nuca al quedar en medio de un ataque en un partido de fútbol barrial. Dos acusados con graves cargos. Ocurrió en barrio Comercial, de la ciudad de Córdoba, en 2020.

?El dolor no se va, no decrece. Por el contrario, cada día es más grande, es más fuerte. Es tan terrible este dolor. Nos destrozaron como familia. No le deseo este dolor ni a la madre del asesino de mi hijo. Ni a ella se lo deseo. Estamos muertos en vida?.

Con apenas un hilo de voz y el rostro surcado por las lágrimas, la mujer se desahoga. Necesita sacar ese dolor, esa angustia, esa bronca visceral que la corroe junto a su esposo y el resto de la familia. Hace poco más de un año, Santiago caía asesinado de una manera tan brutal como absurda en el marco de algo que debió haber sido una fiesta: un partido de fútbol barrial.

Sucedió que unos matones no soportaron ver perder a su equipo y empezaron a repartir balazos a un costado de la cancha. Uno de esos plomos le dio en la nuca cuando corría e intentaba sacar a una amiga del peligro.

A sus 18 años, a Santiago Yaideem Orellano Chávez no le gustaba el fútbol. No lo jugaba, ni lo veía por televisión, ni lo seguía en las redes. Le daba lo mismo ponerse la remera de cualquier equipo.

Lo suyo era estudiar, terminar de una vez por todas el secundario, convertirse en oficial de Policía, como alguna vez lo fueron sus padres, y nunca dejar de reírse a carcajadas por más que las cosas se pusieran feas. Su novia y sus amigos lo eran casi todo.

Por eso, aquel sábado, no dudó en acompañar a ese par de amigos que pasaron a buscarlo por su casa de barrio Ampliación Vícor, en la franja sur de la ciudad de Córdoba.

Santiago estaba arreglando un viejo Ford Escort junto a su papá Omar.

?Vamos a ver a los chicos. ¡Dale! ¡Vamos!?, lo agitaron sus amigos. ?Los chicos? era el equipo del barrio. Y el conjunto jugaba bárbaro y venía ganando cada fin de semana. Ahora, le tocaba enfrentarse con Comercial y en su cancha. Era una parada complicada en lo deportivo.

Ni a Santiago ni a sus amigos le gustaban los problemas, ni las peleas, ni las barras. Compraron una coca, un paquete de galletas y aceptaron que Omar, el padre de Santiago, los llevara en auto hasta el potrero. Una gran cantidad de personas veía el encuentro.

?Quedaba un poco lejos la cancha. Cuando llegamos, estaba todo tranquilo. No había clima raro? Nunca debí llevarlos?, señala Omar.

Las cosas iban a terminar de la peor manera aquella tarde.

BALAZOS

Desde el arranque, los de Vícor se impusieron en juego, toque y goles. Santiago ni miraba el encuentro. Sentado sobre un viejo neumático no paraba de mensajearse con su novia.

Con el partido 2 a 0, a favor de los visitantes, las cosas se tornaron bravas en la cancha. Hubo patadas, roces y empujones. Cuando llegó el tercer gol de Vícor, todo se salió de cauce.

Fuera del predio, unos matones sacaron armas y empezaron a amenazar a los visitantes. Querían que se fueran, que corrieran, que desaparecieran.

No hay testigo que refiera que los de Vícor plantaron pelea. Todo lo contrario.

Dos de los matones, fueron más allá. Uno de ellos comenzó a correr a un pibe, quien cayó al piso. Le pegó un balazo en una pierna y gatilló tres veces sobre su cabeza. La bala no salió. ?Corré?, le dijo y el muchacho alcanzó a salir rengueando.

Santiago, ajeno absolutamente a todo, había comenzado a correr. Pero se acordó de una amiga que había quedado atrás y volvió por ella. ?Sabemos que volvió a buscarla, fue a ayudarla, a socorrerla?, dice Marina, la madre.

Fue en ese momento que uno de los matones gatilló desde atrás contra Santiago. Fue a quemarropa. El plomo dio en la nuca.

Mientras el joven aún agonizaba en el piso, el criminal se acercó y lo ?bolsiqueó?: le robó la billetera y el celular.

Acto seguido, trepó a una moto en la que lo esperaba una mujer y, juntos, escaparon.

Sucedió el 22 de agosto del año pasado en barrio Comercial, también en la franja sur de la ciudad.

ALEVOSÍA

Al asesino lo vieron todos. Por eso, no tardaron los investigadores en identificarlo y atraparlo al cabo de unos días.

Franco Daniel Tapia tiene 25 años y un prontuario. El sujeto nunca negó haber matado a Santiago. Sin embargo, adujo que fue sin querer, que el arma no era suya y que sus disparos habían sido al aire, porque había sentido miedo.

No le creyeron ni el fiscal ni el juez de Control. Tapia fue enviado a juicio con graves cargos. El fiscal Tomás Casas lo acusó por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por alevosía. Además, le añadió el delito de hurto calamitoso: el robo del celular a la víctima indefensa.

En caso de condena, le espera la perpetua.

Además de Tapia, hubo otro acusado. Ramón Mariano Rodríguez tiene 35 años y quedó preso y acusado por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, coacción y abuso de armas.

A poco más de un año de aquel salvaje caso de irracional violencia urbana, el expediente ya fue enviado a juicio.

ANGUSTIA Y RECLAMO DE JUSTICIA

?Es tremendo el vacío que se siente. Son unos malnacidos esos tipos, son una escoria; fue una animalada lo que hicieron. No tienen principios ni perdón ni nada. Como fue Santiago, podrían haber matado a cualquiera. De hecho, podrían haber matado a cualquiera o a varios más esa tarde?, expresó Marina, la mamá de Santiago, quien reclama junto a su esposo el máximo castigo para los dos acusados.

?Queremos que esos asesinos cumplan la condena y que les den perpetua. Y que cumplan las penas, no que anden un tiempito presos y luego salgan libres por haber hecho algún cursito de algo. Las condenas son para ser cumplidas, deben ser de cumplimiento efectivo. Las leyes deben ser cambiadas y ser cumplidas?, añadió la mujer.

Marina no ahorra críticas contra el sistema. ?No es el sistema policial el que está mal, sino el sistema judicial, porque las leyes deben ser cumplidas y no se hacen cumplir. Nuestro hijo tenía futuro y nos dejaron con las manos vacías. Estamos destruidos, quebrados como familia. El dolor que tenemos es tremendo y crece cada día?.

Omar, el padre de la víctima, se siente devastado. ?Lo lógico de la vida es enterrar a los padres, pero no al revés. Es algo muy duro esto. A mi hijo no me lo devuelven más, exigimos que esas dos personas, si se las puede llamar así, tengan el máximo castigo?, expresó.

La familia de Santiago actúa como parte querellante en la causa. ?Este fue un crimen brutal contra una víctima indefensa y vamos a reclamar el máximo de los castigos?, expresó el abogado Carlos Nayi, quien representa a los padres.

La voz del Interior 5-9-21

El demencial ataque a tiros ocurrió durante un picado en barrio Comercial de Córdoba, en 2019. La víctima fatal fue Santiago Orellano, quien recibió un balazo en la cabeza cuando, ajeno a todo, intentaba ponerse a resguardo. Duros cargos para dos acusados.

Era, tendría que haber sido, una verdadera fiesta de fútbol.

La tarde del sábado invitaba a disfrutar del encuentro. Adentro del terreno, los locales de barrio Comercial recibían al equipo de Vicor que venía ganándolo todo fin de semana tras fin de semana. Fuera del terreno, decenas de hinchas se agolpaban para mirar, alentar y divertirse.

Entre los asistentes estaba Santiago Yaidemm Orellano Chávez. Tenía 18 años. Amaba el fútbol. Por eso no dudó cuando sus amigos lo invitaron a ver al equipo de Vicor. Su papá lo llevó en auto, lo despidió con un beso y le dijo ?cuídate?.

Fue un partido bravo, trabado, duro como buen picado de barrio.

No tardaron los de Vicor en imponerse sobre el equipo local.

Cuando marcaron el 3-0, las cosas se tornaron ríspidas. En el barro, empezaron los empujones y choques fuertes; en las afueras, los insultos.

Cuando el partido entraba en su etapa final, todo se desmadró.

Bastó que uno de los jugadores quisiera hacer un lateral, para que varios hinchas de Comercial se le fueran encima, lo insultaran y le pegaran.

En segundos, arrancó una batahola tanto dentro, como fuera del campo. Los límites de la cancha se borraron en todos los sentidos.

Las cosas iban a llegar muy lejos.

Una patota del equipo local sacó armas y empezaron las balas. Fue furia, descontrol y violencia extrema.

A Santiago Orellano no le gustaban las peleas. Por eso, cuando el descontrol arrancó, decidió correr con sus amigos y amigas para ponerse a resguardo.

Fue en ese momento, que un balazo dio en su cabeza. El disparo fue a quemarropa. El agresor, momentos antes, habían hecho varios disparos al aire.

Santiago cayó agonizante al suelo.

Como si la barbarie no hubiera sido suficiente, mientras aún respiraba sobre la tierra, el autor del disparo le robó el celular, según consta en la causa.

Santiago murió al cabo de unas horas en el Hospital de Urgencias.

Aquel drama sucedió en la tarde del pasado sábado 22 de agosto de 2020 en la cancha del barrio Comercial, en la zona sur de la ciudad de Córdoba.

A JUICIO Y CON GRAVES CARGOS

A casi 21 meses de aquel salvaje asesinato en el picado barrial, el principal acusado fue enviado finalmente a juicio.

Se trata de Franco Daniel Tapia, de 25 años, vecino de barrio Comercial.

Recientemente, un Juzgado de Control confirmó que vaya a juicio.

Tapia deberá responder por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por hurto calamitoso (por aquello del celular robado a Santiago).

Franco Tapia no niega su relación con el asesinato. Sin embargo, dio otra versión ante la fiscalía. Habló de un ?accidente?.

El muchacho declaró que aquella tarde estaba viendo a su equipo (es de barrio Comercial) y que, de pronto, quedó en medio de la ?batalla campal?. Dijo que quiso escapar corriendo y que fue golpeado y patoteado. Indicó que cayó al suelo, que encontró un arma y que hizo ?disparos al aire? y que cuando bajó la pistola se le ?escapó? un tiro. El tiro que dio en Santiago.

Negó haberle robado el celular al muchacho.

No le creyeron ni el fiscal ni el juez de Control.

Tapia estuvo prófugo varios días hasta que fue detenido. Así llegará al juicio: preso y con muchas pruebas que lo complican.

La familia de la víctima fatal irá más allá. Con el patrocinio del abogado penalista Carlos Nayi, quien los representa como querellante, reclamarán que el caso tenga otro agravante: la alevosía. Eso podría agravar las cosas en un juicio de manera sustancial.

La pena con ese agravante es la perpetua.

Hoy, con la actual acusación, Franco Tapia se enfrenta a una pena que puede llegar a los 33 años.

OTRO ACUSADO

Fue dicho: lo de aquella tarde fue una locura. Una locura en un campo de juego barrial.

El crimen de Santiago Orellano fue lo más grave. Pero no fue el único episodio violento en aquella canchita ubicada en calles Ambul y Guatimozín, del barrio Comercial.

Cuando se desató la batalla campal, en medio de los golpes y corridas, fueron varios los que sacaron armas de fuego.

Además de quien terminó asesinando a Santiago de un tiro en la cabeza, hubo otro joven que extrajo un revólver cromado de una riñonera y empezó a los tiros.

Según la causa, se trata de Ramón Mariano Rodríguez, vecino de Comercial. El joven está preso y también irá a juicio oral. ¿Los cargos? Tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

De acuerdo al expediente, Rodríguez habría efectuado varios disparos al aire. Luego, habría dado alcance a Marcos Alfonzo (vecino de Vicor y amigo de Santiago Orellano) y, cuando este se encontraba en el suelo, habría comenzado a golpearlo a culatazos en la cabeza.

Acto seguido, en una brutal secuencia de violencia, habría empezado a hacer disparos contra las piernas de su indefenso rival en el piso. La víctima alcanzó a mover las piernas y no resultó herido. Acto seguido, puso levantarse y salir corriendo.

En esas circunstancias, siempre según la causa, otro joven habría intentado detenerlo. ?Esperá amigo, te la estás mandando??, le habría dicho, con la intención de que recapacitara.

Fue entonces que Rodríguez, según la causa, le habría dicho: ?Volá o te pego el tiro a vos?, mientras le hacía el ademán de extraer el arma otra vez.

AMENAZAS

Como si el drama y el espanto no hubieran sido suficientes, la familia de Santiago Orellano (el joven asesinado en ese partido) tuvo que sufrir distintas clases de amenazas. Incluso, por redes sociales.

La Voz del Interior 10-5-21

Está imputado por el asesinato Franco Daniel Tapia. Mariano Rodríguez también será juzgado, por intentar matar a otro joven.

El fiscal de Distrito 2, Turno 7, Tomás Casas, elevó a juicio la causa por el asesinato de Santiago Yaideem Orellano Chávez (18) en una canchita de fútbol de barrio Comercial, la tarde del 22 de agosto de 2020.

El expediente responsabiliza por el crimen a Franco Daniel Tapia (24) y también lleva a debate oral a Ramón Mariano Rodríguez (34) que minutos antes intentó matar a otro joven.

Era un sábado de agosto y a las 18 jugaban en la canchita de Ambul y Guatimozín los equipos de ese barrio con el de barrio Vicor. Aparentemente hubo una disputa por rivalidad encendida que generó una batahola con disparos de arma de fuego. Vicor ganaba por 3 a 0 y el partido estaba por finalizar cuando uno de los jugadores visitantes quiso hacer un saque lateral. Ingresaron hinchas de Comercial y comenzaron a agredirlo, por lo que su compañero Marcos Nehemías Alfonzo salió en su defensa. También fue agredido y terminó recibiendo golpes en el piso.

Luego de esto, el hincha de Comercial Ramón Mariano Rodríguez extrajo de su cintura un revólver calibre 22 y comenzó a hacer disparos al aire. Luego, se aproximó a Alfonzo y le dio varios culatazos en la cabeza. Posteriormente, le disparó pero no salieron las balas. Finalmente, tiró hacia el piso y Alfonzo salvó sus piernas porque saltó y evitó las heridas.

Paralelamente, en otro sector del predio se producía un episodio similar que derivó en el asesinato. Entre el público de Comercial estaba Franco Daniel Tapia, quien extrajo un revólver y comenzó a disparar al aire mientras gritaba "¡Qué onda! ¡Qué honda!".

A su vez, echó a los hinchas de Vicor. Ante esto, Santiago Yaideem Orellano Chávez comenzó a correr hacia la esquina de Ambul y Guatimozón y llevó consigo a una adolescente de 15 años para evitar ser heridos. Sin embargo, a muy corta distancia Franco Daniel Tapia le apuntó con una pistola en la nuca y gatilló. Orellano Chávez terminó descerebrado y falleció después en el hospital.

Pero, además, Tapia se acercó a la víctima que estaba sin ningún tipo de reflejos y extrajo de un bolsillo de su pantalón un celular Samsung J2 Prime. Luego, se dio a la fuga.

La víctima, con pérdida de masa encefálica, fue trasladada por el servicio de emergencias municipal 107 al hospital Príncipe de Asturias y de allí derivado al Urgencias. Más tarde, informaron que había fallecido. 

Asistiendo a las familias de ambas víctimas, asumió como querellante el abogado Carlos Nayi, quien aportó evidencia a la causa instruída por el fiscal Casas, quien siete meses después da por concluída la investigación. 

El instructor acusa a Rodríguez como supuesto autor de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, abuso de armas y coacción calificada, todo en concurso real. Con relación al crimen de Orellano Chávez, Tapia debe responder como autor de homicidio calificado con alevosía en concurso ideal con homicidio agravado por el uso de arma de fuego y también por hurto calamitoso (por sustraer el celular), ambos en concurso real. 

La voz del Interior Miércoles 17 de marzo de 2021 - 00:08

Cuéntanos que estás necesitando