MONICA DEL VALLE MOLINA- Femicidio 8-2013


Condenan a 15 años  de prisión a Italo Herrera


Herrera asesinó a Mónica del Valle Molina, su amante, y luego enterró el cuerpo. El crimen ocurrió en agosto de 2011.

La Cámara Octava del Crimen resolvió condenar a quince años de prisión a Italo Herrera, acusado de haber asesinado a su amante, Mónica del Valle Molina, a principios de agosto de 2011 en el paraje Colanchanga, próximo al dique La Quebrada.

En la última audiencia, un testigo considerado clave, que al principio de la instrucción incluso estuvo imputado, brindó un testimonio revelador que hizo tambalear la defensa del acusado.

De acuerdo a la acusación, en la noche del 4 de agosto de 2011, el constructor se comunicó con la mujer cuando ella iba en un colectivo de regreso a su casa y la invitó a encontrarse, por lo que descendió y subió a la camioneta Ford F100 de su amante. Desde la zona norte de la ciudad de Córdoba se dirigieron hasta el paraje Colanchanga, donde poco después se produjo una discusión.

En esas circunstancias, la mujer recibió una profunda puñalada en el cuello, y aún con vida, la víctima fue colocada en una bañera donde el imputado la dejó morir desengrada.

A posteriori, según la investigación, envolvió el cuerpo en bolsas de nylon y lo enterró en un predio rural donde se encontraba la casa de la madre de Herrera en el mismo paraje.

La denuncia del esposo por la desaparición de Molina, con el que estaba casado hacía 20 años, puso en alerta a los investigadores. Una de las hijas reconoció a los pesquisas que su madre habría mantenido una relación paralela, por lo que se investigaron varias hipótesis.

Casi dos años después, en julio de 2013, el cadáver de una mujer fue encontrado en ese lugar. Los resultados de las pericias confirmaron que se trataba de los restos de la mujer de 48 años y desaparecida desde agosto de 2011.

CBA 24 N 14-8-14


Italo Juan Herrera, un constructor de 50 años, fue condenado a 15 años de prisión por el crimen de su novia de la juventud y luego amante, Mónica del Valle Molina, a la que asesinó hace tres años aunque los restos recién fueron hallados en 2013, en Colanchanga, cerca de Río Ceballos, Córdoba.

Del Valle Molina vivía en el barrio Empalme de la capital cordobesa. El 4 de agosto de 2011 fue la última vez que la vieron con vida. Según se descubrió durante la investigación, la mujer había ido a encontrarse con Herrera, quien la trasladó en su camioneta hasta su vivienda del paraje Colanchanga, a pocos kilómetros del dique La Quebrada.

Ya en la casa del hombre, Del Valle Molina le dijo que no quería seguir la relación. Ambos habían sido novios durante su juventud y, pese a que tenían sus matrimonios e hijos, habían restablecido un romance.

Cuando la mujer le planteó el fin del affaire, discutieron. Ante esto, el asesino la sorprendió desde atrás y la degolló para luego arrojarla en una bañera, donde se desangró. Luego, enterró el cadáver en un jardín de la vivienda.

Casi dos años después del crimen, el 16 de julio de 2013, el cadáver de una mujer fue encontrado en ese lugar y los peritajes confirmaron luego que se trataba de Del Valle Molina, quien era una empleada doméstica, madre de tres hijos.

El hallazgo de produjo a partir de los datos aportados por distintos testigos, entre ellos, la esposa de Herrera, quien quedó detenido por el crimen. El hombre nunca se arrepintió.

Durante los alegatos del juicio, el fiscal Carlos Ferrer había pedido la pena de 17 años, mientras que la familia de la víctima, a través del abogado Carlos Nayi, había requerido una condena de 20 años, más un inusual pedido: que el asesino diga, cada día de su condena, la frase ?no matarás?.

Habrá que esperar conocer los fundamentos de la Cámara 9na. del Crimen de Córdoba para establecer si los jueces aceptaron la solicitud de la familia.

Clarin 14-8-14


El hombre está acusado de haber asesinado a su amante, que había sido su primera novia, y luego enterrado el cuerpo, el que fue hallado un año y medio después. El hecho ocurrió a principios de agosto de 2011 en el paraje Colanchanga, próximo al dique La Quebrada.

La Cámara Octava del Crimen condenó a 15 años de prisión a Italo Herrera, acusado de haber asesinado a su amante, que había sido su primera novia, y luego enterrado el cuerpo, el que fue hallado un año y medio después. El hecho ocurrió a principios de agosto de 2011 en el paraje Colanchanga, próximo al dique La Quebrada.

A lo largo del debate se escucharon testimonios de familiares y allegados, algunos de ellos conocían de la relación extramatrimonial de Mónica del Valle Molina, en los que coincidieron que podría haber existido la intención de la víctima de abandonar a Herrera, por los malos tratos que recibía.

En la última audiencia, un testigo considerado clave, que al principio de la instrucción incluso estuvo imputado, brindó un testimonio revelador que hizo tambalear la defensa del acusado.

De acuerdo a la acusación, en la noche del 4 de agosto de 2011, el constructor se comunicó con la mujer cuando ella iba en un colectivo de regreso a su casa y la invitó a encontrarse, por lo que descendió y subió a la camioneta Ford F100 de su amante. Desde la zona norte de la ciudad de Córdoba se dirigieron hasta el paraje Colanchanga, donde poco después se produjo una discusión.

En esas circunstancias, la mujer recibió una profunda puñalada en el cuello, y aún con vida la víctima fue colocada en una bañera donde el imputado la dejó morir desengrada.

A posteriori, según la investigación, envolvió el cuerpo en bolsas de nylon y lo enterró en un predio rural donde se encontraba la casa de la madre de Herrera en el mismo paraje.

La denuncia del esposo por la desaparición de Molina, con el que estaba casado hacía 20 años, puso en alerta a los investigadores. Una de las hijas reconoció a los pesquisas que su madre habría mantenido una relación paralela, por lo que se investigaron varias hipótesis.

Casi dos años después, en julio de 2013, el cadáver de una mujer fue encontrado en ese lugar y los peritajes confirmaron luego que se trataba de Molina, quien era una empleada doméstica y tenía tres hijos.

La Mañana de Córdoba 13-8-14


Arrancó juicio a acusado de matar y enterrar a su mujer

 la Cámara 9ª del Crimen de Córdoba finalmente hoy comenzó a ser juzgado un hombre acusado de haber asesinado de una puñalada a una mujer en 2011, quien había sido su novia en la juventud, para luego enterrar el cuerpo en una estancia del paraje de Colanchanga, ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Río Ceballos.

La víctima fue Mónica del Valle Molina (48), quien estaba casada y era madre de tres hijos.

El acusado es Ítalo Juan Herrera (49), quien se ganaba la vida como constructor en la Capital, quien llega acusado por homicidio simple, cuya pena prevista oscila entre los 8 y 25 años de cárcel. El hecho de haber enterrado el cadáver no constituye agravante alguno. Sin embargo, familia de la víctima, constituida en parte querellante en la causa, pediría que el caso sea considerado como homicidio agravado por la alevosía.

El caso

Según la acusación, el 4 de agosto de 2011, Herrera habría degollado a Mónica Molina tras sorprenderla presuntamente desde atrás en el comedor de su vivienda. Luego, habría llevado el cuerpo a una bañera de la casa, en Colanchanga, para que se desangrara y muriera. Posteriormente, con la presunta ayuda de un empleado, Herrera habría metido los restos en bolsas de nailon negro para luego enterrarlos en un costado del jardín de la estancia.

El abogado Carlos Nayi, quien representa a la familia de la víctima, dijo hoy que en la causa existen numerosas pruebas y testimonios que involucran al imputado. Según el abogado, Herrera ?mató a Molina porque ella quería cortar la relación sentimental que habían entablado?.

Golpes

En la primera audiencia declararon familiares directos de la mujer. Por caso, su hija, Cinthia Landini, dijo que sabía que su madre mantenía una relación sentimental con Herrera y que él, según la joven, la golpeaba y la maltrataba. El esposo de la mujer dijo que desconocía la relación sentimental, pero añadió que Mónica regresaba a menudo con golpes en el rostro.

El acusado, en tanto, se abstuvo de declarar. En la instrucción de la causa, oportunamente, se había declarado inocente.

El cadáver de la mujer fue hallado enterrado en julio de 2013 en el jardín de la estancia de la madre de Herrera, donde precisamente vivía el acusado al momento de los hechos. El juicio se reanudará mañana con más testimonios.

La Voz del Interior 5-8-14



Lo juzgan por asesinar y enterrar a una mujer

bían sido novios en la juventud. Ya maduros se habrían vuelto a encontrar un par de veces para revivir un romance. Sin embargo, algo pasó entre ambos y se suscitó una violenta discusión. El hombre la habría sorprendido desde atrás y la habría degollado con un cuchillo de cocina para luego dejarla morir en una bañera.

Luego, la habría envuelto ?en bolsas de nailon y enterrado el cadáver en el jardín de la estancia donde vivía su madre, según se lee en la elevación a juicio del caso.

El crimen ocurrió en agosto de 2011 en Colanchanga, una paradisíaca zona rural cercana al dique La Quebrada, en Río Ceballos.

La víctima fue Mónica del Valle Molina (48), una empleada doméstica, casada, madre de tres hijos, quien vivía en Empalme de la ciudad de Córdoba.

Para dar con el cadáver, recién en julio de 2013, habría sido clave el testimonio de la esposa del acusado, quien lo habría acusado directamente.

El acusado es Ítalo Juan Herrera (49), quien se ganaba la vida como constructor.

Desde hoy será juzgado por la Cámara 9ª del Crimen de Córdoba como supuesto autor de homicidio simple, delito que prevé una pena de entre ocho y 25 años de cárcel.

Haber enterrado el cadáver no es ningún agravante.

La acusación estará a cargo del fiscal Carlos Ferrer. En tanto, la familia de la víctima formará parte del proceso oral y público a través del abogado Carlos Nayi. Los familiares pedirían que la imputación contra el acusado se agrave a homicidio agravado por alevosía.

Mónica Molina desapareció el 4 de agosto de 2011. Se sospecha que ese día fue asesinada.

De acuerdo a la investigación que desarrolló la fiscal Liliana Copello, la mujer acababa de ir a visitar a su padre y, de vuelta a su casa, se encontró (previo acuerdo vía mensajes de texto por celular) con Herrera cerca del Orfeo Superdomo, en Alto Verde de la ciudad de Córdoba.

Siempre según la pesquisa, la mujer habría subido a la Ford F-100 de Herrera y ambos partieron hacia la casa que tenía en Colanchanga. Allí, de acuerdo al sumario, fue degollada con un cuchillo. El asesino no le dio tiempo a ninguna defensa tras sorprenderla desde atrás.

Hasta que un análisis de las comunicaciones de celulares y teléfonos, sumado a ciertos testimonios, fueron cerrando el círculo sobre Ítalo, un viejo novio de juventud de la mujer.

La Voz del Interior 28-7-14


Va a juicio acusado de matar ba su ex novia

La Voz del Interios 20-12-13


De no mediar ninguna sorpresa, el año próximo sería juzgado el hombre acusado de haber asesinado a su novia de juventud, tras degollarla, y enterrarla en una estancia del paraje Colanchanga, a pocos kilómetros de Río Ceballos, en las Sierras Chicas. Es que en las últimas horas, la fiscal de instrucción Liliana Copello elevó a juicio la causa contra Ítalo Juan Herrera (50), quien está acusado del delito de homicidio simple, pena que va de los 8 a los 25 años de cárcel.

Herrera, según la causa, está acusado de haber degollado a su viejo amor de juventud, Mónica del Valle Molina (48), y haberla dejado desangrarse en la bañera de su casa hasta que ella murió. Luego, habría subido el cadáver a su camioneta para trasladarla a la mencionada estancia (propiedad de la madre del acusado) para luego enterrarla y taparla con cal cerca de unos árboles y a pocos metros de un arroyo serrano. La fiscal sospecha que el hombre, dedicado a la construcción en Córdoba Capital, habría decidido vengarse de esa manera de Mónica, ya que ella no quería reanudar la relación sentimental.

Mónica estaba casada, era madre de tres hijos adolescentes y vivía en barrio Empalme, de la Capital. Se ganaba la vida como empleada doméstica.

La mujer desapareció en 2011 cuando volvía de haber ido a visitar a su padre, quien vive en Villa Allende. Por el rastreo 

de celulares y otras pruebas, se determinó que se habría juntado con Molina cerca del domo de barrio Alto Verde para luego ir a la casa de este en Colanchanga, paraje paradisiaco de faldeos y caminos serranos, ubicado más allá del dique La Quebrada. La habría llevado en su camioneta Ford F-100 gris. Ya en ese lugar, luego de una discusión, el hombre la habría asesinado tras efectuarle un feroz corte en la tráquea, desde atrás, aprovechando que ella estaba sentada en una silla.

Durante largo tiempo estuvo desaparecida y su familia hizo innumerables marchas de protesta en Córdoba exigiendo justicia. Hasta que casi dos años después (el 16 de julio pasado) fue hallada enterrada por policías, bomberos y el Equipo Argentino de Anatomía Forense.

¿Cómo llegaron a ella?

Ante la falta de avances en la pesquisa (se llegó a creer incluso que Mónica podría haber caído víctima de una red de trata de personas), la fiscal Copello convocó al Departamento Ho­micidios de la Policía. Luego de unos meses de pesquisa, los detectives (merced a la toma de testimoniales, a releer la causa y el análisis de los celulares), lograron dar con el sospechoso. Pero el mayor problema era que no lograban dar con el cuerpo.

Según pudo averiguar La Voz del Interior, los pesquisas lograron dar con una mujer familiar de un compañero de trabajo íntimo del principal sospechoso (Ítalo Herrera). Esta mujer les habría dicho que su esposo le había contado con lujo de detalles lo que Herrera supuestamente, a su vez, le había relatado sobre el crimen. Y sobre todo dónde estaba el cuerpo.

Así fue que, a mediados de julio, se inició una serie de excavaciones en varios puntos de Colanchanga (principalmente en la casa del ahora detenido y de otros familiares suyos) hasta que en la tarde del 16 de julio lograron hallar el cuerpo en avanzado estado de descomposición. Una pulsera hallada en lo que quedaba de un brazo y unos dientes en el cráneo dieron la cuasi certeza de que se trataba de Mónica Molina. Los estudios de ADN terminaron por confirmar todo.

Los padres de Mónica y su esposo actúan como querellantes con la asistencia del abogado Carlos Nayi.

Según la investigación, Mónica fue asesinada la misma jornada que desapareció: el 4 de agosto de 2011.

Por esas cosas de la vida, el presunto asesino tiene un hermano que está casado con una hermana de Mónica y que viven en España.

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Asu manera, violenta, el hombre la amaba. Había sido su primer amor de juventud y en los últimos años se reencontraron para vivir un tórrido romance. Se veían cada tanto. Pero algo malo comenzó a crecer en él: empezó a sentir odio por ella, celos porque estaba casada y le molestaba que supuestamente, le pidiera dinero. Así fue que una tarde, la sorprendió de atrás, mientras estaba sentada, la degolló con un cuchillo, esperó que se desangrara en la bañera, la cargó en la caja de su camioneta y la enterró en la entrada de la casa de su madre, ?en Colanchanga, a pocos kilómetros del dique La Quebrada, ?en cercanías de la ciudad de ?Río Ceballos.


Esa es sucintamente la hipótesis que trazó la fiscal de instrucción Liliana Copello, quien recientemente dictó la prisión preventiva contra el constructor Ítalo Juan Herrera (49), el principal acusado de haber ?sido el asesino de Mónica ?del Valle Molina (48), una empleada doméstica, casada, madre de tres hijos, quien vivía ?en barrio Empalme de la ciudad de Córdoba. 

El acusado Herrera per­manece preso en la Cárcel de Bouwer e imputado por homicidio agravado por alevosía.

Mónica desapareció el 4 de agosto de 2011. Casi dos años después, el 16 de julio pasado, su cadáver fue hallado enterrado por policías, bomberos y miembros del Equipo de Antropología Forense.

Por el caso, también fue detenido Gustavo Adolfo Castillo, un compañero Herrera, pero cuya situación en el caso no está tan clara. La investigación contra él prosigue.

Desaparición y muerte

Según la investigación, Mónica fue asesinada la misma jornada que desapareció: el 4 de agosto de 2011.

La mujer acababa de ir a visitar a su padre y, de vuelta a ?su casa, se encontró (previo acuerdo vía mensajes de texto) con Ítalo Herrera cerca del Orfeo Superdomo, en barrio Alto Verde de la Capital provincial.

De acuerdo a la pesquisa, ella subió a la camioneta Ford F-100 gris de él y partieron a la casa que tenía en Colanchanga. Allí, de acuerdo al sumario, fue degollada con un cuchillo.

Durante años, la investi­gación estuvo a la deriva, sin avances concretos.

Se llegó a pensar que la mujer había sido víctima de una red de trata de personas. Nada más lejos de la realidad.

El análisis de las comunicaciones sumado a ciertos testimonios (de la familia de Mónica) fueron cerrando el círculo sobre Ítalo, un viejo novio de juventud de ella. Ítalo, de hecho, tiene un hermano que está casado con una hermana de Mónica y que viven en España.

Lo entregó una mujer

Según trascendió, despechada, la esposa de Ítalo le dijo a la familia de Mónica que él la había asesinado y enterrado.

Siempre según la causa, Herrera le habría pedido ayuda a su compañero de trabajo Gustavo Castillo, para que limpiara la sangre que había quedado en la casa de Colanchanga y en la camioneta, con ácido muriático. Incluso, le habría hecho quemar la silla donde Mónica estaba sentada cuando fue asesinada.

Al parecer, según testimonios con los que cuenta la fiscal Copello, Ítalo Herrera le habría ofrecido dinero a Gallardo para que supuestamente se hiciera cargo del brutal homicidio.

Cargo de conciencia

También figura en el expediente el testimonio de un preso, compañero de celda de Ítalo, quien habría referido que aquel confesó haber matado a la mujer porque no daba más.

Según el reo, el hombre dijo con lujo de detalles cómo fue asesinada y enterrada en un pozo a la entrada de una estancia, para luego ser tapada con tierra y piedras. La diferencia es que el preso dijo que la mujer no fue degollada, sino ahorcada con una tanza de hierro de las usadas para la construcción.

El preso dijo que Herrera le contó todo en una crisis de nervios, presa del peso de la conciencia y porque no podía dormir y necesitaba hablar.

El recluso declaró en la fiscalía que lo abrazó y le dijo que se ?entregara a Dios? y que le dijera a todos ?dónde es que está el cuerpo?.

A los pocos días, se hizo la excavación con bomberos y el Equipo de antropología y se halló finalmente el cadáver.

El cuerpo estaba enterrado en la vivienda de la madre de Ítalo, en Colanchanga, en un pozo de menos de un metro, cerca de un árbol añoso. Estaba vestido, aunque sin zapatillas. El cadáver había sido tapado con tierra y rocas.

Pistas falsas

Búsqueda frenética. Tal era la desesperación de la familia de Mónica Molina que llegó a viajar por su cuenta a Santiago del Estero, luego de que recibieran un llamado telefónico de un camionero que afirmaba haber llevado a esa mujer a una whiskería. De hecho, durante largo tiempo algunos policías e investigadores judiciales pensaron que la mujer había caído víctima de una red de trata de personas.

La víctima

Femicidio. Mónica del Valle Molina (foto) estaba casada y era madre de tres chicos. Vivía en barrio ­Empalme y se ganaba la vida como empleada doméstica. Desapareció el 4 de agosto de 2011 en Capital.

La Voz del Interior 9-9-2013

El viudo de Mónica del Valle Molina se constituyó esta mañana en querellante particular en la causa que investiga su asesinato y el ocultamiento del cadáver en Colanchanga, cerca del dique La Quebrada.

Acompañado del abogado Carlos Nayi, Rubén Eduardo Landini se presentó en la Fiscalía de Liliana Copello y solicitó el cambio de carátula a homicidio calificado por alevosía.

En la causa están detenidos el ex novio de la mujer, Ítalo Juan Herrera y un colaborador de éste, Gustavo Castillo.

La defensa sostiene que existió alevosía porque los presuntos autores actuaron sin riesgo personal, a traición y aprovechando el estado de indefensión en que estaba la víctima.

Según Nayi, el ex novio de Mónica estaba forzándola a reiniciar una relación que se dio cuando eran adolescentes.

La víctima era buscada desde el 4 agosto de 2011 y fue encontrado enterrado en un descampado el 16 de julio pasado.

La Voz del Interior 13-8-2013


Descalza, con jeans azules, su polera blanca y su pulserita dorada en lo que fue su muñeca, enterrada a menos de medio metro en el suelo serrano y tapada con piedras. Así fue encontrada muerta, el martes, Mónica del Valle Molina (48), quien estaba desaparecida desde hacía 22 meses en Córdoba. ?Moni? fue ubicada en una estancia de Colanchanga, a tres kilómetros de Río Ceballos, lugar donde vivía el ahora principal acusado: Ítalo Herrera (48), su exnovio de la juventud.

Herrera está imputado por homicidio simple; mientras que su amigo Gustavo Castillo (40) fue acusado como partícipe secundario del mismo delito.

Ahora, ¿cómo llegaron los pesquisas hasta Mónica?

En parte, por el testimonio clave de una mujer cercana a uno de los acusados, quien declaró que uno de ellos le habría confesado el crimen, abrumado por el peso de la conciencia; además del análisis y rastreo de celulares de los involucrados.

Para la fiscal Liliana Copello y los investigadores, Mónica (casada y madre de tres hijos) fue víctima de violencia de género: un femicidio. La sospecha es que todo habría sido parte de un triángulo amoroso. Creen que fue ahorcada o apuñalada.

Mónica, empleada doméstica, había desaparecido el 4 de agosto de 2011 en Córdoba capital cuando volvía de la casa de su padre, en Villa Allende.

La pesquisa avanzó al principio, pero luego se empantanó. En abril, la fiscal convocó a los pesquisas de Homicidios y se decidió rehacer todo. Los sabuesos, en base a testimonios de la familia de Mónica, llegaron al exnovio: Ítalo Herrera. El albañil admitió haber estado esa noche con ?Moni?, pero añadió que se marchó ?viva?.

Los policías empezaron a analizar horarios, testimonios y recorridos, y notaron contradicciones en Herrera, quien se acababa de separar de su mujer. La pesquisa se profundizó en él. Se analizaron llamadas telefónicas y se hizo un rastreo de sus celulares y de la víctima. Las señales se perdían en un lugar: Colanchanga, donde reside Herrera, en una vieja casa familiar. Los pesquisas entrevistaron a los íntimos de ambos sospechosos. Así fue que dieron con una mujer que declaró lo que Herrera le habría dicho, abrumado por su conciencia. Se decidió entonces excavar en su casa. La búsqueda no daba resultados, hasta que alguien vio el montículo con piedras...

 La Voz del Interior 16-7-2013