Gatillo fácil” en Córdoba: el brutal crimen de un vendedor ambulante JOSE ANTONIO AVILA sigue aún sin justicia

07 / 07 / 2021 | junio7-21
Gatillo fácil” en Córdoba: el brutal crimen de un vendedor ambulante JOSE ANTONIO AVILA sigue aún sin justicia

José Antonio Ávila fue asesinado hace un año por policías que se marcharon del lugar, sin avisar nada ni a nadie. Ocurrió en barrio en Villa El Libertador, de la ciudad de Córdoba. Hay dos uniformados presos, pero el juicio se demora. El reclamo de la familia de la víctima.

?Estoy devastada, sin palabras, aún sin entender el porqué. Miro a mis a hijos y se me hace un nudo en la garganta que me ahoga. No tengo palabras para expresar mi dolor. Es una locura todo esto. Mi deseo es que le den reclusión al que le hizo esto a mi marido, al igual que a su compañero. Quiero que les den lo que se merecen. Si hubieran llamado a una ambulancia o hubieran avisado, esto hubiera cambiado...?.

Johana Jaime no tiene consuelo.

La bronca, el dolor, la angustia carcomen a la mujer. Su esposo y compañero, el padre de sus hijos, fue asesinado de un balazo policial hace un año en el barrio Villa El Libertador, en la franja sur de la ciudad de Córdoba.

José Antonio Ávila tenía 35 años. Se ganaba la vida como artesano y vendedor ambulante. Hoy, su nombre es otro sinónimo de ?gatillo fácil? en Córdoba, de acuerdo las pruebas que surgen del expediente.

El alevoso asesinato ocurrió un mes antes de Blas.

Víctima. José Antonio Ávila tenía 35 años y se ganaba la vida como vendedor ambulante.

?Beco? Ávila fue ultimado de un balazo en un operativo irregular y los dos uniformados se marcharon del lugar sin avisar a nadie, ni siquiera, al 101, ni siquiera a sus jefes.

A un año, la causa por el ?gatillo fácil? sigue en medio de un complejo derrotero judicial.

Al lado de la familia, cientos de amigos, conocidos y vecinos, a la par de organizaciones sociales, exigen y reclaman justicia.

Los dos policías involucrados habían sido enviados a juicio.

Por un lado, está el cabo Lucas Gonzalo Navarro, quien había sido acusado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Su ?dupla?, el cabo Sebastián Gabriel Juárez, fue enviado a juicio por encubrimiento agravado y omisión de los deberes de funcionario público. Ambos eran de la División Motos.

La causa había llegado a la Cámara 3ª del Crimen a la espera de las audiencias. Sin embargo, en mayo, el expediente tuvo un traspié.

El juez Gustavo Ispani dictó la nulidad de la elevación a juicio y devolvió la causa a la fiscalía de instrucción, a cargo de Eugenia Pérez Moreno.

¿Por qué? El magistrado hizo lugar a una presentación del fiscal de Cámara, Marcelo Hidalgo, quien entendió que en la elevación a juicio se habían cometido serios errores.

Según Hidalgo, la fiscal Pérez Moreno no había fijado otro agravante claro en el homicidio: la condición de policía del autor del disparo.

Matar fuera de la ley siendo policía es hoy un agravante más que serio. Es sinónimo de perpetua. Ese punto no había sido tenido en cuenta en los cargos contra el cabo Navarro.

Según el fiscal Hidalgo, como estaba fijado el hecho inicialmente, la acusación estaba ?viciada, no era clara, ni precisa, ni específica ni circunstanciada?. El juez avaló el pedido del fiscal y devolvió todo a la fiscalía.

Según pudo averiguar La Voz, el ?error? ya fue subsanado por la fiscal Pérez Moreno, quien ya agravó los cargos contra el policía Navarro con los dos calificantes: el uso de arma de fuego y su condición de policía.

El expediente hoy está en un Juzgado de Control.

BALAZO Y FUGA POLICIAL

El drama ocurrió el sábado 4 de julio de 2020.

Eran poco más de las 7 de la mañana, cuando los policías Navarro y Juárez ?quienes andaban en sendas motos? quisieron controlar el paso de una Yamaha Fazer 250 con dos hombres a bordo.

La moto era conducida por ?Beco? Avila, quien iba con un amigo.

Al parecer, el acompañante le habría dicho a Ávila que no frenara, ya que tenía pedido de captura por no haber vuelto de una salida transitoria a la Cárcel de Monte Cristo.

Tras unas cuadras, ambos motociclistas frenaron y se metieron en la casa del acompañante.

Ninguno estaba armado.

Mientras el cabo Juárez se quedó en su moto, su compañero Navarro ?siempre según la causa? pateó la puerta de la casa y, sin llegar a abrirla, efectuó al menos un disparo con su pistola reglamentaria.

El balazo atravesó la puerta y dio en el abdomen de Ávila.

Pese al grave episodio, los policías se marcharon sin asistir a la víctima y sin avisar a nadie, según la pesquisa.

Ávila agonizó y finalmente murió a causa de las lesiones que le produjo el proyectil 9 milímetros.

Todo se descubrió, como se dijo, porque unos vecinos llamaron al 101 alertados por los gritos desesperados del hombre mientras aún vivía.

Aquel sábado, decenas de móviles llegaron al lugar.

La primera versión que algunos jefes policiales echaron a correr fue que se había tratado de un crimen de violencia urbana.

Sin embargo, bastó que los investigadores de la División Homicidios de la misma Policía recabaran testimonios y hablaran con el dueño de casa, para que obtuvieran el dato: el crimen había sido cometido por policías que andaban en motos.

Tras analizar las filmaciones de las cámaras de seguridad de la zona y entrevistar a todos los uniformados que habían trabajado esa mañana, se identificó a los dos efectivos involucrados recién a las 14.

Dicho de otra forma, recién siete horas después del crimen se logró aclarar qué había pasado.

lA vOZ DEL iNTERIOR 5-7-21

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