CASO ABRIL SOSA, CONDENARON A PERPETUA AL HOMBRE QUE VIOLÓ Y MATÓ A LA NIÑA

12 / 11 / 2019 | noviembre10al15
CASO ABRIL SOSA, CONDENARON A PERPETUA AL HOMBRE QUE  VIOLÓ Y MATÓ A LA NIÑA

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a un año del asesinato de abril sosa carlos nayi representa como querellantes a los padres de abril sosa

Caso Abril Sosa: condenaron a perpetua al hombre que violó y mató a la niña

Fue por unanimidad del jurado popular y el tribunal, en un juicio abreviado. 

Víctima. Abril tenía 4 años. Fue asesinada en enero de 2018 en Córdoba. (La Voz / Archivo) Acusado. Daniel Ludueña podría ser condenado a perpetua. (La Voz / Archivo)

Acusado. Daniel Ludueña fue condenado a perpetua. (La Voz / Archivo)

Lunes 11 de noviembre de 2019 - 14:24

Abril Alejandra Sosa (4) fue violada y estrangulada, tras lo cual su cuerpo fue abandonado dentro de un bolso en un descampado del barrio Alta Córdoba. El espanto se registró en la madrugada del 13 de enero de 2018.

A 21 meses de aquel horroroso crimen, Daniel Alberto Ludueña (34), un vecino de la pequeña y de sus padres, fue juzgado y condenado a perpetua. La condena fue en un juicio abreviado, decidida de forma unánime entre el jurado popular y el tribunal en la Cámara 2ª del Crimen de Córdoba.

Laura Batistelli, fiscal de la causa, dijo a los medios: ?Se lo acusa de abuso sexual con acceso carnal y homicidio criminis causa, la sentencia es de cadena perpetua. Manifestó que estaba arrepentido, profirió disculpas a los padres y además pidió por la protección de su propia familia. Inmediatamente se aceptó el juicio abreviado porque esta es la pena máxima. Aun peleándose en un juicio, la pena máxima es la perpetua. La instrucción se llevó adelante en muy buena forma?.

El hecho

Daniel Ludueña conocía a Abril Sosa y a sus padres. Según la causa, solía ir a menudo a la casa de la familia, en barrio General Bustos, de Córdoba. El hombre se ganaba la vida como pintor y changarín. Vivía solo en un cuarto de pensión de la misma barriada.

Aquel 13 de enero de 2018 a la noche, en medio de una tormenta, Ludueña se habría llevado mediante engaños a la pequeña Abril a la pensión, ubicada a poco más de 100 metros de la casa familiar.

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Esa noche, Ludueña y los padres estuvieron charlando hasta tarde y habrían estado consumiendo bebidas. Ya en el cuarto de la pensión, el hombre habría abusado de ella. Luego, la habría estrangulado y ocultado su cuerpo en un bolso que dejó allí mismo, debajo de la cama.

En ese inmueble residían otras personas, quienes no se enteraron de nada hasta que fue muy tarde. Los padres de Abril señalaron que mientras buscaban a la nena, esa noche, Ludueña participó de los rastreos. Luego, el changarín tomó un remise y llevó el bolso hasta un baldío de Alta Córdoba.

Confusión y confesión Corría el 13 de enero de 2018 y el barrio General Bustos, al norte de la ciudad de Córdoba, se sumergía en el espanto ante la desaparición de la pequeña Abril.

Cuando por fin llegó la Policía, las miradas de los investigadores policiales y judiciales se centraron en los padres de la pequeña, dos humildes personas, quienes fueron llevados a le Jefatura para que declararan por separado sobre la suerte de la pequeña.

Horror. Tras más de 40 horas de búsqueda, la Policía halló el cadáver en un baldío. (José Hernández / La Voz)

Las sospechas se posaron de lleno sobre ellos. Sobre todo por la pobreza en que se encontraban, el hecho de que los chicos vivían en situación de vulnerabilidad y pasaban varias horas en la calle, y por la supuesta adicción del padre.

El hombre declararía luego que fue golpeado por policías. Dos eternas jornadas pasaron sin novedades de Abril.

Mientras las autoridades policiales y políticas afirmaban que la causa estaba ?encaminada?, lo cual era totalmente falso, fueron los propios padres de la pequeña ?Mayra Sidra y Cristian Sosa? quienes aportaron la clave para desenmarañar el misterio: apuntaron a un vecino, confeso adicto, quien había estado antes con ellos y solía acosar a otra de las hermanitas de Abril.

No tardaron los detectives policiales en centrar las miradas sobre él. Sobre todo cuando perros adiestrados marcaron que Abril había estado en la pieza del hombre, en una pensión, y allí se perdía todo rastro. Aquel 15 de enero, Daniel Alberto Ludueña (34) quedó detenido.

Un interrogatorio sobre su persona iba a permitir finalmente aclarar el espanto: a las horas, los policías hallaron el cuerpo de Abril dentro de un bolso, en un baldío de barrio Alta Córdoba, a unas 10 cuadras de donde residía con su familia.

La autopsia confirmó la peor sospecha: había sido violada y estrangulada.

La Voz del Interior 11/11/19

  • A UN AÑO DE L MUERTE DE ABRIL SOSA 13/1/19
  • Hace un año, la pequeña de 4 años fue raptada, abusada y asesinada en barrio General Bustos.
  • El único sospechoso está cerca de ser juzgado.
  • Un contexto difícil que no se revirtió.

Un cochecito de bebé con una manta ennegrecida y unos juguetes rotos yace en el umbral de la casa. A centímetros, tirada, lo que alguna vez fue una muñeca. No tiene brazos, ni piernas, ni cabeza. Hay restos de verduras y cáscaras desperdigadas en la entrada. Al lado, otro muñeco roto y más allá, otro más. En el piso, cerca de la puerta de rejas, bolsas, papeles, botellas de plástico, todo tirado. El frente de la casa tiene las paredes oscurecidas y húmedas. En las ventanas hay nailon como vidrios y cortinas.

Un niño, en cuero pese al frío de la tarde del jueves pasado, se asoma y sonríe con tristeza.

Aparece su madre. No tiene ganas de hablar. Poco y nada sirve tratar de convencerla de que salga a la vereda para expresar lo que siente, junto a los suyos, desde hace un año. Tampoco permite el ingreso al hogar.

La vivienda y todo a su alrededor parece detenido en el tiempo. Ha pasado un año y el espanto que destruyó a esa familia pega, se siente intacto. Estremece.

Desde una derruida ventana, la mujer hace una mueca de hastío, se lleva las manos al pelo y sus ojos se humedecen. ?¿Qué quiero decir? Quiero que ese tipo pague por lo que hizo. Que lo castiguen con una buena condena. Y que la Justicia llegue rápido?.

Mayra Sidra no quiere hablar. Las palabras le brotan ahogadas. Mira con desconfianza e incredulidad a los periodistas.

?Voy a ver si mi esposo quiere hablar?, dice Mayra y desaparece por unos minutos. ?No, no va a hablar. No creemos en nadie. Ni en la Justicia, ni en la Policía, ni en los periodistas. Todos ustedes dijeron cualquier cosa. Nos culparon a nosotros. Decían que matamos a nuestra hija, que somos narcos, que la prostituimos. Nos acusaron. Dijeron ?la casa del horror por televisión??. Mayra exhala tristeza y enojo.

Hace un año, el sábado 13 de enero de 2018, Abril Alejandra Sosa, su pequeña hija de 4 años, fue raptada, violada y estrangulada en una pensión de barrio General Bustos, de la ciudad de Córdoba. Su cuerpito fue hallado 44 horas después dentro de un bolso en un descampado de Alta Córdoba. Abril era la menor de seis hermanitos.

Por el asesinato (y la violación), está acusado un hombre que era vecino de la familia de Abril, solía entrar a menudo en esa casa y pasar largas sobremesas de noche con los padres.

Se llama Daniel Alberto Ludueña, tiene 36 años, se ganaba la vida como changarín y pintor, y vivía solo en una pensión a 100 metros de los Sosa. Está separado y es padre de una nena y de un varón. Lo llamaban ?Cara de Bolón?. Quienes lo conocen afirman que las drogas lo perdían.

Encerrado en la cárcel de Bouwer, Ludueña será juzgado este año por la Cámara 2ª del Crimen de Córdoba por abuso sexual con acceso carnal y homicidio criminis causae (cuando se mata para lograr la impunidad). La única pena, en caso de condena, es prisión perpetua.

Ante los policías que lo detuvieron, Ludueña admitió todo. Eso no tiene validez ya que su abogado no estaba.

Ante la Justicia, negó los hechos y se abstuvo de declarar.

Pruebas, testimonios y una prolija reconstrucción del caso lo tienen cercado.

?A mi hija no me la va a devolver nadie. Pedimos una Justicia rápida y una condena larga, bien larga?, afirma Mayra.

Aquella noche de enero de 2018, en Córdoba diluviaba. Y en la derruida casa de los Sosa, en calle República al 1400, se escuchaban risas y botellas. Luego se sabría que en ese momento, como en otras oportunidades, Cristian Sosa (padre de Abril) y Ludueña estuvieron bebiendo hasta bien tarde.

Ludueña iba a menudo a ese hogar. Abril y otros de sus hermanitos lo llamaban ?tío?.

Según la investigación, cerca de la medianoche, el hombre habría llevado bajo engaños a Abril a la pensión de calle Tissera al 400. Testigos dirían luego que, horas antes, el hombre había comprado un lápiz de labios y unos aros.

En el pequeño cuarto, Ludueña habría abusado de la nena para luego estrangularla. El cuerpo quedaría escondido bajo la cama.

Los otros inquilinos no escucharon nada en medio de la lluvia.

Cuando los padres de Abril se dieron cuenta de su ausencia, comenzaron a buscarla con desesperación.

Algunos vecinos señalan que era ?común? verla a Abril o a alguno de sus hermanitos solos por la calle. De allí que algunos dijeron: ?Ya va a volver?.

En la búsqueda de la criatura participó el propio Ludueña. ?Sí, ese hijo de puta hacía que la buscaba? Y ya la había asesinado?, cuenta Mayra.

La Policía llegó esa noche y empezó con una búsqueda sin mucho afán.

Ludueña volvió a su pensión y, ya entrada la mañana del domingo, llamó a un taxi. Según la causa, llevó el bolso donde estaba el cadáver de la pequeña, envuelto en sábanas, hasta un baldío a 10 cuadras, donde lo dejó abandonado.

El domingo 14 de enero, y ante el paso de las horas sin respuestas, la desaparición de Abril se tornó una pesadilla.

Mientras el por entonces secretario de Seguridad Diego Hak les decía a los periodistas ?todo está controlado?, los padres de Abril eran llevados a la comisaría 13 y luego a la Jefatura. Eran los principales sospechosos.

Tanto desde la pesquisa como desde la Justicia, y hasta desde el Gobierno, se comenzó a echar a rodar una atroz versión: todo era un ajuste de cuentas por drogas.

Cristian Sosa, el padre, fue golpeado por policías para que ?cantara? todo. Sospechaban de él. ?A mí no me pegaron, pero me ?apretaban?. A mi esposo sí le pegaron?, recuerda Mayra.

Esta golpiza derivó en una causa penal que aún se instruye.

El paso de las horas, la falta de noticias sobre Abril y el poco avance del caso hicieron caer la teoría de la venganza narco.

Los padres también quedaron desligados de las sospechas.

Desde el mismo seno familiar se tejió la sospecha sobre Ludueña. El hombre tenía fama de acosador. La madre de Abril dijo que le enviaba fotos desnudo, por celular, a otra de sus hijas.

La pesquisa se centró en el albañil, quien había desaparecido de la pensión. La hipótesis del ataque sexual comenzó a cobrar fuerza.

Perros adiestrados ?marcaron? ese inmueble como el último lugar en donde estuvo Abril. Luego de una amplia serie de averiguaciones, los investigadores dieron con el sospechoso. También fue objeto de largos interrogatorios de madrugada. El lunes, la Policía dio con el cadáver.

?Nos llamó desde la cárcel y dijo: ?Esa noche tomé éxtasis. Y no me acuerdo más qué hice??, supo contarle a La Voz un familiar de Ludueña.

A poco de pisar la cárcel, sufrió una crisis depresiva que lo mandó directo a la enfermería. Luego, quedó en un pabellón especial.

?Queremos que lo condenen. Y ya?, insiste Mayra. ?Extrañamos mucho a mi hija. Extraño sus risas, sus locuras. Hoy, todo es silencio?, concluye la mujer y cierra el nailon devenido en cortina.

Habitación. Así era la pieza donde se sospecha que abusaron y mataron a la niña. Las pertenencias de Ludueña fueron tiradas. (José Hernández / Archivo)

El ataque sexual y el crimen de la pequeña Abril habrían ocurrido en la pieza que Daniel Ludueña ocupaba en una pensión de calle Tissera al 400, en General Bustos. La habitación tenía apenas una cama, unos muebles, dos ventanas cerradas y una puerta. El baño era compartido.

En su momento, los vecinos dijeron que Ludueña era una persona educada, amable y que no vieron ni escucharon nada raro. Mucho menos, gritos de nena.

El celular del sospechoso fue secuestrado para peritajes. Se encontró toda clase de pornografía, pero no con menores.

Hoy, el cuarto del horror no existe más. Las cosas de Ludueña fueron tiradas a la calle. Nadie de su familia retiró nada.

Parte de la pensión fue remodelada y comprada por un verdulero, quien se instaló con su hijo. ?Yo no sé nada de lo que pasó. Vine y compré esta parte de la casa. Cada tanto, vienen personas y tiran piedras, como si nosotros tuviéramos algo que ver con ese espanto?, relata el hombre.

General Bustos es una barriada jaqueada por los robos. La gran existencia de rejas delante de las puertas de entrada da la pauta. La venta de drogas es otro problema. El espanto del caso Abril aún genera comentarios. ?Fue algo espantoso?, dice una vecina. ?Nadie se olvida. Pobre criatura?, añade otra. ?Aún, acá cerca, hay una gente que prostituye a nenas por drogas. La Policía lo sabe?, denuncia otra señora.

La Voz del Interior 12-1-19

  • Daniel Ludueña, el acusado de haber raptado y asesinado a la nena, deberá responder por abuso y homicidio ?criminis causae?.
  • En caso de condena, recibiría una pena de prisión perpetua.
  • El homicidio ocurrió en enero en una pensión de barrio General Bustos, en Córdoba.

El horroroso crimen de la pequeña Abril Alejandra Sosa (4) fue elevado a juicio con Daniel Alberto Ludueña (35) como supuesto responsable de su violación y muerte por asfixia. La nena fue hallada asesinada, en enero pasado, en un baldío del barrio Alta Córdoba, de la capital provincial.

La fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual N° 1 de Córdoba, Alicia Chirino, resolvió ayer enjuiciar a Ludueña como supuesto responsable de los delitos de abuso sexual con acceso carnal y homicidio criminis causae, un cuadro acusatorio que puede costarle la prisión perpetua.

El caso conmocionó a la opinión pública cordobesa y de todo el país a partir del sábado 13 de enero pasado, cuando se inició una búsqueda masiva de la pequeña que había desaparecido al caer la noche de esa jornada.

El cuerpo fue hallado recién al final de la tarde del lunes, luego de que Ludueña confesó haber sido el autor del crimen e indicó el lugar donde estaba el cuerpo.

Pero en el medio, durante todo el domingo y parte del lunes, se tejieron las más inverosímiles hipótesis, algunas desde la misma investigación. Una de ellas aseguraba que se trataba de un ajuste por drogas y que con esto se hacía pagar a los padres por una deuda de narcomenudeo. Durante esas horas llegó a hablarse de un secuestro extorsivo para negociar dinero.

En ese ínterin, las miradas incriminadoras fueron dirigidas hacia los padres de la menor, que ya tenían bastante con la incertidumbre de Abril desaparecida.

Cuando apareció el cadáver, se criticó el manejo de la causa y de las comunicaciones que hizo quien estaba a cargo del expediente, la fiscal Claudia Palacios, quien terminó con un pedido de jury por parte de la legisladora provincial Liliana Montero.

Mayra Analía Sidra y Cristian Sosa, los padres de la niña, recurrieron al abogado Carlos Nayi para que los representara.

La fiscal Chirino entiende que el ataque ocurrió durante los últimos minutos del sábado 13 de enero en la pensión donde vivía Ludueña, a pocos metros de la casa de los Sosa, barrio General Bustos.

Según la fiscal, la habría llevado engañada hasta ese lugar, donde la violó y la asfixió. Más tarde, habría sido quien trasladó el cadáver dentro de un bolso hasta un descampado de Alta Córdoba, a 10 cuadras de allí.

Por eso, la acusación incluye ambos delitos: la violación y el homicidio cometido para procurar la impunidad. Él era conocido de la familia Sosa.

Acusado. Daniel Ludueña.

Policías investigados

Nayi también se ha constituido como querellante en representación de los Sosa en otra causa que instruye el fiscal de Distrito 2 ,Turno 5, Alfredo Villegas.

Es el expediente que investiga la presunta golpiza que habría sufrido el padre de Abril, por parte de dos policías en una dependencia oficial, mientras la pequeña se encontraba desaparecida. Villegas es el mismo fiscal que envió a juicio a Julio Suárez, exjefe de Policía, por amenazas al periodista Dante Leguizamón, por lo que fue condenado en marzo último a dos años y dos meses de prisión.

Nayi comentó a este medio que ?esos policías habrían golpeado a trompadas y a patadas? al padre de Abril.

Por el momento, la investigación es incipiente y aún no se han conocido imputaciones a los dos uniformados. No obstante, faltan medidas, en particular algunos testimonios clave.

La Voz del Interior 6-6-18

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