Piden al TSJ por los hermanos Clemente

Esta es la historia de Nelson, de su hermana Lucía y de su madre, Liliana. Los tres sufren de discapacidad mental y luego de que recibieron una millonaria herencia por la muerte del padre, en 2008, fueron estafados.

Los autores habrían sido conocidos y acomodados personajes de Morteros, una ciudad rica, calma y prolija que prospera allá en las cercanías de la laguna Mar Chiquita, sobre la cuenca lechera más importante de la Argentina, 280 kilómetros al noreste de la ciudad de Córdoba.

A los hermanos Nelson y Lucía Clemente les correspondía ser dueños de un campo productivo de 150 hectáreas en Colonia Dos Hermanos, de una hermosa casa en un barrio residencial, de un auto nuevo y de una cantidad de efectivo no precisada.

Rápidamente atrajeron a las pirañas. Fueron despojados y junto a su madre pasaron los tres a sufrir una pobreza pavorosa. Acabaron comiendo de prestado en un comedor municipal y ?en el caso de Nelson y su mamá? sobreviviendo en una casa precaria donde dormían en el mismo colchón, preparaban la comida en el lavatorio del baño, se duchaban sosteniendo una manguera y convivían con siete conejos que defecaban libremente sobre el colchón y la mesa donde ellos comían. Por esos días, ambos sufrieron desnutrición.

Lucía empezó a vivir en la calle, dormía donde la agarraba la noche, quedó embarazada, tuvo un bebé, y el hombre con el que después convivió la golpeaba. En esa relación violenta perdió a su bebé de un mes y 15 días de vida. La autopsia dijo que fue por muerte súbita.


Millonarios por un instante

Nelson era el más conocido de los tres. Alto, flaco y con el cabello largo, se lo podía ver corriendo por el centro de Morteros con los brazos extendidos hacia adelante, los puños cerrados como si aferrara un manubrio y haciendo con la boca ruidos de motores. ¡Brum, brum, brum!, aceleraba. ¡Scrichhhhh!, frenaba y daba la vuel ta y salía lanzado en la dirección contraria. Se había ganado el apodo de ?Autito?. Lo conocían por ese nombre.

El padre, también llamado Nelson Clemente, vivía solo en Morteros. Murió luego de pasar un año en prisión, adonde fue a parar porque su esposa, de quien se había divorciado hacía 15 años, lo acusó de abusar de Lucía, algo que nunca se pudo probar. Murió después de salir de la cárcel y de estar dos semanas internado en un sanatorio. Sus dos hijos vivían en barrio Alto Alberdi de la ciudad de Córdoba, y se trasladaron a Morteros como únicos herederos, en compañía de su madre. La pregunta que se repitió por las esquinas de Morteros fue qué iba a suceder con esa familia. Y con toda la plata que ahora tenían.

Las historias comenzaron a correr: Nelson fue a comprar una pizza y pagó con un billete de 100 dólares. Nelson, que amaba los autos, se había comprado un Mercedes, pero como no sabía manejar, contrató a un instructor que le cobró 500 dólares por día. Un quiosquero contaba cómo le había cobrado 80 pesos por una coca. A Nelson le quitaron el auto y a cambio le entregaron otro de menor calidad, por el que además puso plata.

Nelson. Nelson. Nelson. Morteros sabía que ?Autito? tenía mucho dinero y carecía de sentido común. Era un niño grandote al que se le podía robar fácil el caramelo.

Una mañana, Lucía llegó desesperada a la Policía. De ahí la derivaron a la fiscalía. Contó que 20 personas armadas se bajaron de un Fiat 1, la atacaron e intentaron violarla. La fiscal Bettina Croppi le siguió la corriente mientras se preguntaba quién era esa chica y qué habría detrás de esa angustia.

Cuando se calmó, Lucía contó que acababa de cumplir 18, dormía en la calle, andaba sola y no tenía dinero. Bastaron unas pocas averiguaciones para vincular a Lucía con Nelson, con el padre muerto y con la famosa herencia.

Los notables del pueblo

Tres años le hicieron falta a la fiscal para reconstruir lo que había ocurrido. Su conclusión generó uno de esos escándalos pueblerinos que monopolizan las conversaciones en bares y veredas. Sostuvo que luego de la muerte del padre de los hermanos, en febrero de 2008, un grupo de notables vecinos de Morteros los había estafado, sobre todo a Nelson, el único que era mayor de edad y podía disponer de su parte de la herencia.

La lista de 15 acusados (ver aparte) incluyó al juez de faltas; al presidente del Colegio de Abogados; al dueño del canal de televisión de Morteros; a una escribana; a los dueños de la concesionaria automotriz; a un abogado que trabaja para el Superior Tribunal de Entre Ríos; a conocidos productores agropecuarios, y a un comerciante.

Todas eran personas de situación económica próspera y prominente posición social en Morteros. Y lo siguen siendo. Todos continúan en sus mismos puestos. No hablan con la prensa. El silencio de la prolija y próspera ciudad es su aliado.

Fueron imputados por circunvención (aprovechamiento) de incapaces y tres de ellos también por estafa. Además fue acusado un parapsicólogo, prófugo hasta hoy, que se habría alzado con miles de dólares tras convencer a Nelson y a su madre de que la casa que habitaban estaba embrujada. Les dijo que el demonio vivía en la bañera conjacuzzi , y ambos fueron y la destruyeron a martillazos.

El señor Clemente

El expediente judicial del caso es un breviario de la miseria humana. Es evidente la voluntad por desplumar rápidamente a Nelson, una persona con la edad mental de un niño.

Unos le cambian un automóvil Volkswagen Vento, que había comprado hacía tres días, por un Mercedes Benz usado y en malas condiciones, que pocos días después le cambian por un Peugeot 307, que pocos días más adelante le reemplazan por un Volkswagen Fox. Nelson se iba quedando con autos cada vez más baratos, pero teniendo que pagar más diferencias de dinero en cada transacción.

Otra persona, según la investigación, hizo que Nelson le firmara un débito a su favor. Otros le hicieron vender pedazos de la mitad del campo que le correspondía, tasándolos a valores que serían muy inferiores al precio de plaza.

Nelson iba y venía de registros del automotor, escribanías, estudios de abogados, poniendo su firma en documentos que, no podía saberlo, lo terminaron perjudicando en millones de pesos.

Le hicieron vender el chalé que ocupó con su madre luego de la muerte de su papá y a cambio le dieron la pocilga sin agua corriente para ellos y otra para su hermana y su pareja, que tenía las paredes electrificadas y los techos atravesados de goteras.

Los 14 imputados que fueron a declarar afirmaron, de manera coincidente, que Nelson, ?el señor Clemente? o ?Nelsito?, parecía un adulto común y corriente y jamás dio muestras de no estar en sus cabales. ?Siempre me parecieron normales?, afirmó uno. ?No vi nada que hiciera suponer su incapacidad?, dijo otro. ?Estaba totalmente ubicado en tiempo y espacio?, agregó un tercero.

Eso dijeron sobre Nelson. Sobre ?Autito?. El hijo de la familia que en el pueblo se nombraba como ?los locos Clemente?. El muchacho que recorría la ciudad haciendo ¡brum, brum! y al que le recibían billetes de 100 dólares a cambio de una simple de ?muzzarella .

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 de las estafas más sorprendentes ocurridas en los últimos tiempos, que tuvo como víctimas a dos hermanos con discapacidad mental de la ciudad cordobesa de Morteros, ha llegado al Tribunal Superior de Justicia de Córdoba.

La historia, que comenzó en 2008, y que tiene imputados a 15 relevantes vecinos de aquella ciudad, gira alrededor de la estafa que habrían sufrido luego de heredar una fortuna valuada en varios millones de pesos, de su padre Nelson Clemente.

Tal como contó este diario, los hermanos Nelson y Lucía, junto a su madre Liliana ?quien también padece de una discapacidad mental? fueron desplumados, al punto de llegar a padecer desnutrición y a vivir en la calle, después de haber sido engañados para que se desprendieran de un campo productivo de 150 hectáreas, una casa en un barrio residencial, un automóvil y dinero en efectivo.

El juicio que no llega

La Justicia señaló como responsables del hecho a conocidas personas de Morteros, a quienes imputó por circunvención (aprovechamiento) de incapaces y ?en el caso de tres de ellos? también por estafa. Entre esos ve­cinos se encuentran el juez de Faltas Diego Scamagnan; el ­presidente del Colegio de Abogados local, Omar Mainardi; el dueño del canal de televisión y de la radio locales, Evelio Masut; una escribana, productores agropecuarios y los dueños de una concesionaria de automóviles, entre otros.

Pese a que la imputación que realizó la fiscal Bettina Croppi data de 2011, el caso todavía no ha podido llegar a juicio debido a la serie de planteos realizados por varios de los acusados. Varios de ellos, ante la perspectiva de una condena que aparece como muy probable, han optado por presentar pedidos de probation que incluyen la devolución de parte del capital arrebatado a los hermanos.

Ahora se espera que el caso dé un giro a partir de que Nelson y Lucía, junto a su madre, viajaron a la ciudad de Córdoba y eligieron abogado defensor.

Hasta ahora la posición familiar desde el punto de vista legal no quedaba clara. Nelson vive internado en un hogar de la localidad de Malvinas Argentinas, y Lucía vive con su bebé y su madre en la casa de Morteros que lograron que uno de los imputados les devolviera. Ambos hermanos están a cargo de un asesor letrado de Morteros, Gerardo Pérez, debido a que han sido declarados psiquiátricamente incapaces de administrar su patrimonio.

El abogado cordobés que eligieron está acostumbrado a lidiar con causas de elevada repercusión pública. Se trata de Carlos Nayi, quien luego de encontrarse con ellos y escucharlos, decidió presentar un pedido de pronto despacho ante el Tribunal Superior. ?Nunca en mi vida vi un caso de una rapiña tan cruel y despiadada como este?, dijo Nayi a este diario. ?Lo que les ha ocurrido a estos hermanos es algo horroroso, han sido víctimas de una asociación ilícita?.

El show de la probation


El objetivo de la nueva defensa de los Clemente es no sólo que el Tribunal Superior saque el caso de su laberinto judicial y lo agilice, sino que, además, pueda pronunciarse sobre el fondo de la cuestión y determine si se aceptarán los pedidos de probation de los acusados o se decide que la causa vaya a juicio.

Según Nayi, el delito debería ser recalificado como asociación ilícita, que prevé una pena mayor para los culpables.

Hasta el momento, a los hermanos Clemente les devolvieron la casa que les heredó su padre, pero todavía no está claro qué sucederá con el dinero y la mitad del campo que le quitaron ?a Nelson. La parte de los bienes correspondiente a Lucía no pudieron quitársela en aquellos días porque ella todavía era menor de edad.

Los únicos imputados que hasta hoy hablaron con la prensa fueron los hermanos Sergio y Daniel Rocchiccioli, dos productores tamberos que se quedaron con buena parte de las 75 hectáreas del campo correspondientes a Nelson. En una entrevista con este diario, dijeron que actuaron de manera honesta, que no notaron que Nelson tuviera incapacidad mental y que están dispuestos a devolver las fracciones que compraron porque están cansados de ser vistos como estafadores.

El resto de los acusados ha mantenido un estricto silencio sobre un comportamiento que, a ojos de los demás, sorprendió por su crueldad.

La historia

En detalle. En 2008 dos hermanos con discapacidad mental, Nelson y Lucía Clemente, recibieron una millonaria herencia tras la muerte de su padre, en la ciudad de Morteros. En poco tiempo, a Nelson (que era el único mayor de edad) lo despojaron de todo el dinero, un vehículo, una casa y la mitad de un campo de 150 hectáreas. Nelson y su madre Liliana (quien también sufre de problemas mentales) terminaron viviendo en una casa precaria, desnutridos. Lucía acabó viviendo en la calle. La Justicia determinó que los hermanos fueron engañados por un grupo de 15 vecinos muy conocidos e importantes de Morteros que fueron imputados.