Pablo Márquez

 El comisario Pablo Márquez, acusado de ordenar detenciones arbitrarias para mejorar las estadísticas del comando a su cargo, continúa en funciones operativas en la Departamental Sur de la Policía de Córdoba.

Márquez está imputado por los delitos de coacción y abuso de autoridad.

"Depende de mí, de la Dirección General de la Departamental Sur", reconoció el jefe de la Departamental Sur, Miguel Ángel Casteló, quien detalló que Márquez se desempeña tanto en cuestiones administrativas como en operativos en las calles de diferentes ciudades.

El titular del Tribunal de Conducta Policial de Córdoba, Martín Berrotarán, explicó que Márquez estuvo en situación pasiva pero que por el principio de inocencia volvió a sus funciones. "Es muy gravoso para el personal estar sin trabajo durante más de dos años", manifestó Berrotarán al hacer referencia al lapso que ya lleva la instrucción de la causa.

Sin embargo, también reconoció que en otras causas similares (en cuanto al avance de la investigación de la Justicia) los imputados siguen en funciones en algunas ocasiones y en otras son suspendidos. "No hay un criterio objetivo", manifestó.

En tanto, Casteló aseguró que para despejar cualquier duda, le solicitó a Márquez que pida licencia por vacaciones (las correspondientes a 2013).

Cabe recordar que el domingo pasado este diario publicó una entrevista al jefe de Policía, Julio Suárez, en la que dijo que "hay que limpiar la institución". 

La primera denuncia

El caso Márquez saltó a la luz en 2011 cuando una subordinada, la oficial subinspectora Natalia Zárate, lo denunció penalmente con el patrocinio letrado de Carlos Nayi.

La agente aseguró que Márquez, quien entonces era jefe del Comando de Acción Preventiva (CAP) Ocho, les ordenaba realizar detenciones a personas por más que no hubieran cometido un delito o una infracción del Código de Faltas, con el objetivo de mejorar las estadísticas y demostrar una supuesta eficiencia policial.

A la denuncia de Zárate luego se le acumuló las de otros dos subordinados. Los tres hicieron referencia a un régimen de premios y castigos a los agentes que aprehendieran a la mayor cantidad de ciudadanos, fueran o no inocentes.

La causa

El fiscal de la causa, Pablo Molina, pidió en diciembre de 2012 por segunda vez la elevación a juicio de la causa contra Márquez. 

En la actualidad, la solicitud de Molina está en consideración del juzgado de Control.

La Voz del Interior 3-6-14

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Por Waldo Cebrero (El Argentino Córdoba)

Se lo ve algo desaliñado al comisario Pablo Márquez, en la foto de perfil de su cuenta de Facebook. Excedido de peso, con barba de días y varios botones desprendidos de su camisa a cuadros, posa al lado de su esposa. Junto a la imagen, un colega suyo dejó el siguiente comentario: ?Pablo, te parecés uno de esos que buscamos cuando estamos al pedo?.

La observación de su compañero es aguda. Márquez saltó a la fama porque en 2011 fue denunciado por sus subalternos del CAP 8, a quienes obligaba ?aplicando un régimen de premios y castigos? a realizar un mínimo de detenciones usando el Código de Faltas, para mejorar las estadísticas y demostrar falsa eficiencia. Su artículo predilecto era el 98, ?Merodeo?: ?A vos te pago por llevar detenidos. Si no te presionaba ayer a la tarde no llevabas a ese puto mugriento?, le dijo a un cabo, según consta en el expediente que lo tiene como imputado por abuso de autoridad reiterado y coacción. También premiaba la efectividad con un reconocimiento a ?la dupla del mes?. En su contra, al menos 14 uniformados declararon ante el fiscal Pablo Molina, que en diciembre pasado elevó a juicio el caso.
Aunque el jefe de la fuerza Julio César Suárez se vanaglorie de estar depurando la institución, lo cierto es que su razzia en todo caso es discrecional. Márquez no sólo no fue sancionado (como sucedió con otros 60 empleados con causas judiciales), sino que fue premiado con un llamativo traslado. Pasó de la comisaría de Pilar (donde se encargaba del taller mecánico) a ocupar un despacho directamente en el edificio de la Central. Este diario pudo confirmar que el hombre que exigía ?un colchoncito? de detenciones a sus hombres para no ser recargados, es ahora secretario de la Dirección General de la Departamental Sur, a cargo de la seguridad de la mitad de la provincia.
Su titular, el comisario Miguel Ángel Casteló, destacó ante El Argentino ?la capacidad laboral en cuestiones de seguridad? de Márquez. Agregó que es ?muy destacado su trabajo? y que en materia judicial ?no se ha demostrado nada todavía?, aunque ?aclaró- ?lo replanteará? en caso de que la investigación avance.
En la actualidad, la defensa de Márquez presentó un recurso de oposición en el juzgado de Control. El expediente en su contra ha sido elevado a juicio en dos oportunidades. La primera, en abril de 2013. Entonces el Juzgado de Control N°5 pidió al instructor ?una serie de medidas de prueba a fin de completar la investigación?. En diciembre, Molina determinó que ?existen elementos de convicción suficientes? para elevar nuevamente la causa a juicio. Esta vez el fiscal recolectó indicios de que la superioridad de Márquez estaba al tanto de su estilo de trabajo.
En la edición dominical del diario La Voz del Interior, el jefe de la fuerza dijo que ?hay que limpiar la Policía porque la institución es noble y está por encima de todo?. Desde que está en su puesto, por irregularidades, hechos delictivos y faltas administrativas graves, Suárez separó a 60 policías. Algunos, incluso, fueron dados de baja mientras enfrentaban procesos de instrucción en situaciones mucho menos comprometedoras que la de Márquez.
Mientras fue comisario del CAP 8, el comisario fue denunciado en varias oportunidades por sus subalternos. Para el abogado Carlos Nayi, que representa a dos policías en una de esas denuncias, ?es gravísimo que Márquez siga en funciones, y que sea premiado?. ?La Policía no puede manejar criterio selectivo a la hora de poner sanciones. Se trata de un comisario que detenía gente haciendo un uso perverso de una herramienta legal?, dijo. Para el letrado, el fiscal ?se quedó corto. Debería haberlo imputado por privación ilegitima de la libertad?.

 
Conducía a los policías como si fuese un McDonald´s
En la guardia del CAP 8, con sede en barrio Panamericano, Márquez solía colgar una foto con la ?dupla del mes?. Era el premio que recibía la pareja que efectuaba más detenciones. De diferentes maneras ?según consta en la causa- el comisario pedía un piso mínimo de contraventores por guardia. De lo contrario, aplicaba recargos de ocho horas de trabajo. A veces, los pedidos eran directos. Otras, solapados. ?Traten de hacer el colchoncito antes de las ocho de la noche, así se pueden ir a sus casas tranquilos?, les decía, evitando el tono amenazante, a sus hombres. Para eso estimulaba el uso del Código de Faltas, sin importar si las detenciones eran ?provocadas? por el propio uniformado. ?Si no llevábamos números, nos recargaba con ocho horas más de trabajo? contó un sargento a este diario. ?No se premiaba el mérito, se premiaban los números, la producción, como en McDonald´s?, agregó la fuente, que prefirió guardar su identidad. Según el sargento, el artículo más usado era el 98 (Merodeo). O el propio policía podía provocar al futuro detenido para que cometa ?desorden en la vía pública?.
Tal vez el estilo de Márquez sea del agrado de Julio César Suárez, que también se apoya en detenciones masivas para mostrar trabajo. Cuando el actual jefe era subcomisario y Márquez un novato subinspector, compartieron base en el CAP y competían (según relatan quienes los conocieron) con otras patrullas en números de detenidos. En 2005, tras el motín, fueron separados. "Veníamos con una política de trasladar al interior (de la provincia) al personal que había cometido faltas. Así, sacábamos el problema, pero se lo trasladábamos a otro", reconoció ayer el jefe Suárez.
Eso fue lo que pasó en 2012 con Márquez. Tras las denuncias recaló en Pilar, para ocupar el cargo más alto. Allí siguió aplicando su sistema de eficiencia. La presencia de Márquez se hizo sentir en la zona. El 1° de marzo de 2013, la jueza de río Segundo María de los Ángeles Palacio de Arato se pronunció contra el accionar policial y los ?groseros? errores en los que se incurre, dando como resultado la persecución de jóvenes. En esa jurisdicción se habían presentado habeas corpus para frenar las detenciones contra un albañil y un joven de 22 años que fue detenido ocho veces.
Entonces, Márquez pasó al freezer. ?Estuvo a cargo del taller mecánico. Ese hombre no podía tener personas a cargo?, dijo una fuente. Esa fue su Siberia, hasta que Suárez lo rescató y lo llevó a Jefatura.  

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Era quien promovía detenciones y fue denunciado, siendo elevada a juicio la causa. Se lo trasladó a la Central.

El comisario Pablo Márquez saltó a la fama porque en 2011 fue denunciado por sus subalternos del CAP 8, a quienes obligaba ?aplicando un régimen de premios y castigos? a realizar un mínimo de detenciones usando el Código de Faltas, para mejorar las estadísticas y demostrar falsa eficiencia, sin embargo en esta gestión fue trasladado desde Pilar a la .

En su contra, al menos 14 uniformados declararon ante el fiscal Pablo Molina, que en diciembre pasado elevó a juicio el caso por esa instigación a detener personas en la calle con determinada fisonomía.

Aunque el jefe de la fuerza Julio César Suárez se vanaglorie de estar depurando la institución, Márquez pasó de la comisaría de Pilar (donde se encargaba del taller mecánico) a ocupar un despacho directamente en el edificio de la Central y es ahora secretario de la Dirección General de la Departamental Sur, a cargo de la seguridad de la mitad de la provincia.
Para el abogado Carlos Nayi, que representa a dos policías en una de esas denuncias, ?es gravísimo que Márquez siga en funciones, y que sea premiado. La Policía no puede manejar criterio selectivo a la hora de poner sanciones. Se trata de un comisario que detenía gente haciendo un uso perverso de una herramienta legal?, dijo. 

CBA 24 n 3-6-14