Según las víctimas de la iglesia evangélica de Jesús María, Arturo Peralta las encerraba en su oficina y las manoseaba.
Las amenazaba con contar sus secretos y les decía que cuestionarlo era el peor de los pecados.
?Muchas mujeres se ponían muy mal. Salían llorando cuando él las convocaba a su oficina. Algunas salían y se metían media hora en el baño, y se las escuchaba mal, desconsoladas. Una vez, cuando a una chica le dijeron que el pastor la llamaba, se orinó encima?.
De este ...