Fieles servidores, Revista veintitres

15 / 02 / 2015 | General
Fieles servidores, Revista veintitres

Por Guillermo Posada
desde Córdoba

El domingo 24 de noviembre de 2013 fue un día caluroso. La familia Villegas aprovechó ese fin de semana largo para visitar a uno de sus hijos, Matías, en la casa que había alquilado cinco meses atrás para criar, en las afueras de Villa Carlos Paz, a dos hijos junto con su esposa. Casa con pileta para escapar  del barrio Bella Vista, donde cada vez es más difícil criar chicos, dada la evidente violencia urbana que acosa a esa zona, al igual que otros sectores de Córdoba Capital.

Un año y tres meses después, Matías cuenta a Veintitrés que era ?el sueño que tenemos todos de vivir en las sierras?. Su padre, Julio Villegas, es más tajante: ?Fuimos a buscar el paraíso y terminamos en el infierno?.
Porque la salida familiar se trastocó en el asesinato de Jonathan Villegas, de 21 años y con un hijo de cinco, cuando una banda integrante de la barra brava ?La Fiel? atacó al grupo en pleno balneario.
El joven murió víctima de una cuchillada en el pecho con un arma blanca de 15 centímetros, según determinó la autopsia posterior.
?Ese domingo almorzamos en la casa, nos metimos un rato en la pileta y después decidimos ir a la playa. Y justo nos fuimos a instalar, con nuestras esposas, los chicos, mis padres, cuñados y unos amigos, al frente de donde se encontraba el Parador de la T?, cuenta Matías.

Se trataba de un bar regenteado por la barra brava ?La Fiel?, mandamás de la populosa tribuna de Talleres desde 2006, cuando conjuntamente con la dirigencia de entonces del club, desplazaron a los históricos de Las Violetas con una indemnización en plata para que dejaran su lugar a los nuevos violentos, más organizados y mejor vinculados con el poder.
?En ese momento vino a hablarme un tipo ?prosigue Matías? que dijo llamarse Carlos Pacheco, y se presentó como integrante de ?La Fiel?, para decirme que habíamos insultado a una mujer mayor que estaba allí y que después nos enteramos de que es la madre. Le dije que estaba equivocado, la llamó a la señora, que primero me acusó a mí, después cambió por un cuñado y después por un amigo. Pero había como 200 personas en el lugar y ninguno de nosotros había sido. Pacheco se fue y a los 10 minutos bajaron del parador tres grandotes a amenazarnos y detrás de ellos unos 20 más, que se nos vinieron encima con palos, piedras, cuchillos y hasta armas de fuego. Fue una locura sin sentido?. 
La agresión produjo la desbandada de la gente que se encontraba en la playa, mientras los Villegas se defendían como podían. Jonathan llevó la peor parte: en la desesperación salió corriendo en dirección a la calle. 
?Jonathan, nuestro hermano más chico, no aparecía. Mi mujer salió a buscarlo con el auto y volvió al rato para decirme que lo habían encontrado tirado en la calle, con mucha sangre en el pecho?, relata Matías.
La instrucción determinó que Jonathan corrió en dirección opuesta a la casa de los Villegas y que recibió una puñalada de Marcos Castillo. La mujer que los había acusado, Sara López, de 65 años, fue nombrada como la instigadora del ataque que terminó en asesinato. ?Matalo a ese ?gritó?, matalo?, según acusó la familia y lo confirmaron las diversas testimoniales que recabó el fiscal de Villa Carlos Paz, Ricardo Mazzuchi.

Por el hecho serán juzgados, bajo la carátula de homicidio simple, Castillo, el matador, junto con Rosendo ÁlvarezEmiliano HerreroCarlos Pacheco y su hermano Adrián, ySara López, que además enfrenta el cargo de robo, ya que le arrebató el celular a un policía de civil que filmó todo el episodio. A la postre, el teléfono fue recuperado y el video se utilizó como material probatorio que quedó asentado en el expediente. 
El abogado Carlos Nayi, representante de la familia como querellante, dijo a esta revista que pedirá que se incluya la figura de ?alevosía? en la acusación, ya que ?fue un grupo de alrededor de 20 personas, algunos portando cuchillos, armas de fuego, palos y piedras, que embistió al grupo familiar de manera tan bestial como incomprensible, de forma intempestiva contra gente que se encontraba desarmada?.

Según la acusación del fiscal, de ser encontrados culpables, a los imputados les corresponde una pena de 8 a 25 años de cárcel, pero Nayi dice que pedirá perpetua para todos, incluida la madre de los Pacheco.
?Al otro día nos volvimos todos para Córdoba, dejamos la casa por temor a represalias de esta gente que es muy peligrosa. Esa mañana posterior al asesinato de Jonathan, nos enteramos de que Pacheco era el mismo que había recibido una plaqueta en la Legislatura por la supuesta lucha de ?La Fiel? contra la violencia en el fútbol. Teníamos tanto miedo que las primeras entrevistas a los medios las dábamos con la cara tapada?, agrega Emanuel Villegas, otro de los hermanos, que trabaja de remisero.
Más adelante se sabría que el día de la muerte de Jonathan, en el parador se celebraba el bautismo del hijo de Carlos Pacheco, jefe oficial de la barra brava y hombre que había ganado fotos en todos los medios de la provincia al recibir la famosa plaqueta en la Unicameral de parte del legislador delasotista Carlos Alessandri, de dilatada trayectoria en distintos cargos de importancia en el Ejecutivo provincial, llegando a ser ministro de Seguridad.

ONG ?sin fines de lucro?. El 11 de junio del año pasado, a horas de que comenzara el mundial de fútbol en Brasil, la Dirección General de Inspección de Personas Jurídicas de la provincia anuló el permiso para que ?La Fiel? funcionara como una ONG.
El propio gobierno había aprobado el 26 de diciembre de 2012 que la barra se convirtiera en una fundación para prevenir la violencia en el fútbol. Cuando presentó su estatuto, ?La Fiel? prometió ?promover un espacio de contención, inclusión, sustento mediante programas de deportes, talleres de formación profesional y educación?.
La resolución que dio de baja a la Fundación La Fiel se fundamentó en que ?debe tenerse en cuenta (...) el hecho de que dos de sus tres fundadores estuvieran involucrados? en el asesinato de Villegas.
?La Fiel? había logrado su consagración pública el 22 de mayo de 2013, seis meses antes del asesinato de Jonathan, cuando recibió un homenaje en la Legislatura, por iniciativa del bloque de Unión por Córdoba.
El acto se realizó en la Cámara. Según las crónicas, unos 250 barras coparon los palcos y desplegaron enormes banderas con su inscripción. El motivo formal fue el centésimo aniversario de la fundación del Club Atlético Talleres y el festejo simultáneo del ascenso del club al Nacional B, que al año siguiente perdería con un descenso inesperado. 
El legislador oficialista Carlos Presas, calzado con una camiseta albiazul, inició el homenaje recordando a las glorias deportivas de la institución y no se privó de nombrar a nadie: al juez Saúl Silvestre, administrador de la quiebra; al entonces presidente de Talleres Rodrigo Escribano, cercano al empresario Aldo Roggio; al empresario y dirigenteErnesto Salum, mencionado como nexo entre la barra brava y la conducción del club, entre otros.
Todos sonrieron con orgullo y aplaudieron con entusiasmo cuando el ahora imputado, Carlos Pacheco, levantó la plaqueta ante la ovación generalizada de los presentes. El homenaje a la barra brava contó con el apoyo de todos los bloques del cuerpo, salvo el de Izquierda Socialista

Revista 23, 13-2-2015

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